Las dimensiones de Hacer. El rescate editorial de una experiencia cultural, pedagógica y política en el litoral argentino (1967-1970)

Natalia García*

Universidad Nacional de Rosario, sede Instituto de Estudios Críticos en Humanidades (IECH), Argentina.

nataliagr5@gmail.com

https://orcid.org/0000-0003-3204-561X

Resumen

La revista Hacer. Publicación mensual para maestros (Rosario, 1967-1970) constituye una experiencia editorial olvidada dentro del campo de la prensa pedagógica argentina. Elaborada por docentes del litoral en un contexto de creciente conflictividad educativa y censura ideológica, su singular propuesta combinó actualización disciplinar, reflexión didáctica, diseño estético y compromiso político. Este artículo analiza la revista desde una perspectiva situada, articulando aportes del giro archivístico, material y visual, y propone su abordaje como artefacto pedagógico, cultural y afectivo. A partir del análisis de sus 15 números —conservados en el archivo histórico de la Biblioteca Vigil de Rosario—, se examinan tres ejes: las trayectorias del equipo editorial; la materialidad gráfica y su circulación, y las formas de interpelación al lectorado. El estudio muestra cómo Hacer buscó integrarse a un proceso de renovación de la educación pública y de la cultura profesional docente, sin escapar a múltiples atravesamientos de clase, generacional y propios de un capital cultural. La figura del maestro convocado encarna esas tensiones: alguien que debía, a la vez, ser un lector refinado y actualizado, un actor reflexivo y un sujeto político dispuesto a abrirse camino en un gesto alternativo a la tecnocracia, el autoritarismo y la fragmentación del trabajo docente.

Palabras clave

Historia e historiografía educativa, prensa pedagógica, maestros autores y lectores, autoritarismo, giro archivístico.

 

The Dimensions of Hacer. The Editorial Rescue of a Cultural, Pedagogical, and Political Experience on the Argentine Litoral (1967-1970)

 

Abstract

Hacer. Publicación mensual para maestros (Rosario, 1967-1970) represents a singular editorial experience within the field of Argentine pedagogical press. Created by teachers from the Litoral region amid a context of growing educational conflict and censorship, its proposal combined disciplinary updates, didactic reflection, aesthetic design, and political commitment. This article analyzes the magazine from a situated perspective, drawing on the archival, material, and visual turns, and proposes a reading of Hacer as a pedagogical, cultural, and affective artifact. Based on the analysis of its 15 issues —preserved in the archive of Biblioteca Vigil— the study examines three core dimensions: the trajectories of the editorial team; the graphic materiality and modes of circulation, and the magazine’s strategies of interpellation its readership. The findings reveal how Hacer aimed to transform public education and professional teaching culture from a position shaped by tensions of class, academic formation, and aesthetic sensitivity. The figure of the teacher-reader evoked by the magazine embodies these tensions: one who was expected to be both a refined and updated reader, a reflective practitioner, and a political subject —offering an alternative stance against technocracy, silence, and the fragmentation of teaching work.

Keywords

History and historiography of education, pedagogical press, teachers as authors and readers, authoritarianism, archival turn.

 

As dimensões de Hacer una publicación para maestros. O resgate editorial de uma experiência cultural, pedagógica e política no litoral argentino (1967-1970)

 

Resumo

A revista Hacer. Publicación mensual para maestros (Rosário, 1967-1970) constitui uma experiência editorial esquecida dentro do campo da imprensa pedagógica argentina. Criada por docentes do litoral em um contexto de crescente agitação educacional e censura ideológica, sua proposta singular combinou atualização disciplinar, reflexão didática, design estético e compromisso político. Este artigo analisa a revista a partir de uma perspectiva situada, articulando contribuições do giro arquivístico, material e visual, e propõe sua abordagem como artefato pedagógico, cultural e afetivo. A partir da análise de seus 15 números —conservados no arquivo histórico da Biblioteca Vigil de Rosárioexaminam-se três eixos: as trajetórias da equipe editorial; a materialidade gráfica e sua circulação; e as formas de interpelação ao leitorado. O estudo mostra como Hacer buscou se integrar a um processo de renovação da educação pública e da cultura profissional docente, sem escapar de múltiplos atravessamentos de classe, geracionais e próprios de um capital cultural. A figura do professor convocado encarna essas tensões: alguém que devia, ao mesmo tempo, ser um leitor refinado e atualizado, um ator reflexivo e um sujeito político disposto a abrir caminho em um gesto alternativo à tecnocracia, ao autoritarismo e à fragmentação do trabalho docente.

Palavras-chave

História e historiografia educacional, imprensa pedagógica, professores autores e leitores, autoritarismo, giro arquivístico.

 

 

Introducción

La revista Hacer. Publicación mensual para maestros (Rosario, 1967-1970) constituye un objeto singular dentro del campo de los estudios sobre prensa pedagógica en Argentina. Aunque su historia editorial fue breve y no se cuenta con datos concluyentes sobre su cobertura territorial y amplitud de circulación, reúne múltiples condiciones que permiten considerarla parte del acervo de publicaciones periódicas ajustadas a los criterios establecidos por la literatura especializada, tanto nacional como internacional (García, 2022). Su examen aporta una nueva perspectiva al análisis de las relaciones entre política, pedagogía y cultura en la segunda mitad del siglo XX, particularmente en el litoral argentino, escasamente explorado por los trabajos que siguen esta línea de investigación.

La colección completa fue hallada en la Biblioteca Popular Constancio C. Vigil (en adelante Biblioteca Vigil) de Rosario, institución educativa y sociocultural ferozmente intervenida por la última dictadura cívico-militar en 1977. El hallazgo de todos los números impresos en el archivo, en su actual etapa de reconstrucción, no solo permite rescatar una experiencia editorial ignorada por la historiografía educativa, sino que remite a un entramado de afinidades intelectuales, compromisos políticos y anclajes territoriales que también configuraron su circulación y recepción en el magisterio. Desde la perspectiva del llamado “giro archivístico” (Sánchez Macedo, 2020), la emergencia de Hacer y sus “hacedores” —destacadas profesoras/es de la región— revela vínculos construidos en el pasado cercano y traza un derrotero que va más allá de su mera función heurística. Lejos de una actitud académica de corte extractivista “que borra el cuerpo del archivo”, la descripción y análisis de la revista que aquí se presenta es producto de prácticas “más cercanas a la acción de espigar que a la minería de datos” (Goldchluk, 2020).

Específicamente, el presente artículo analiza la revista como un producto y artefacto pedagógico, político y cultural. Tal abordaje implica atender, además de sus contenidos temáticos orientados al currículum de la escuela primaria, a otros aspectos vitales, como el equipo editorial y su sistema de firmas, la organización interna y sus etapas, las jerarquías gráficas, las decisiones estéticas, las condiciones de circulación y, como ya se indicó, su archivo ampliado. En tal sentido, la propuesta no solo dialoga con los aportes del campo de la prensa pedagógica, sino también con ese universo más amplio de revistas culturales de América Latina, acaso más provisto de tradiciones y producción disciplinar (Castro, 2021; Fernández Cordero, 2021; Sosnowski, 1999; Tarcus, 2020).

El primer apartado reconstruye los perfiles del equipo editorial, sus recorridos profesionales, sus lugares de enunciación y las redes que los conectaban. Comprender quiénes fueron los protagonistas de Hacer —en qué contextos actuaron, con qué propósitos, desde qué posiciones— permite inscribir la revista en una trama colectiva de producción pedagógica, atravesada por los debates y tensiones de su tiempo. Lejos de una iniciativa casual o esporádica, el proyecto editorial condensó experiencias previas y simultáneas dentro y fuera del sistema educativo en un momento signado por la censura política, la intervención disciplinadora sobre las universidades y una escalada de fuerte conflictividad en el campo educativo.

El segundo apartado se adentra en la estructura, organización interna y materialidad de la revista, lo que incluye aspectos básicos de manufactura, apoyo comercial y red publicitaria. Curiosamente, el análisis de esta “rústica” dimensión revela algunos de los trazos más sutiles y simbólicos de la propuesta, especialmente en sus decisiones estéticas. A la luz de los aportes del giro visual y material, y sus propias significaciones en la historia educativa, Hacer nos muestra una configuración objetual puesta allí para producir una experiencia y una sensibilidad particular en el magisterio.

En sintonía, el tercer apartado explora la trama relacional de la revista y los modos en que convocó, construyó e interactuó con su lectorado. A través de una mirada que articula dimensiones discursivas, pedagógicas (disciplinares y didácticas) y editoriales, se analizan los mecanismos mediante los cuales la publicación generó una comunidad interpretativa y, acaso, afectiva. Para ello, se estudian los sentidos históricos asignados a la figura del maestro del “hacer” a través de secciones como “Cartas a los lectores” y “Comentarios bibliográficos”, que incluían las más recientes (y recomendadas) publicaciones internacionales. De igual modo, se trata de una calle de doble sentido, que también deja espacio a preguntas y consultas de docentes que llegan desde lejanos puntos del país. Más aún, y de forma regular, la publicación recupera saberes y prácticas gestadas por ignotos profesores en aulas alejadas de la urbe y sus círculos intelectuales. Finalmente, el apartado presenta y analiza las editoriales como intervención político-pedagógica en un espacio público ampliado.

 

Los hacedores: inicios, vínculos y colaboraciones

Entre 1967 y 1970, Hacer fue una singular revista de Rosario ideada, diseñada y sostenida por docentes que promediaban los 35 años, y eran oriundos de ciudades o pueblos del sur de la provincia de Santa Fe. La dirección estuvo a cargo del profesor Fernando Prieto, acompañado por un Comité de Redacción integrado por Ovide Menin, Raúl Ageno, María Teresa Nidelcoff y Gladys Rímini, junto a decenas de destacables colaboradores.

Aunque no se cuenta con documentación que permita reconstruir con precisión quién fue el ideólogo del impreso ni la fecha exacta de su concepción, el primer número, fechado en marzo de 1967, indica la existencia de un número cero producido por una editorial propia. En efecto, la nota “A nuestros lectores” menciona tanto la publicación de esta nueva revista como un primer libro editado bajo el título Cuando dejes de llorar, de Pedro Nadal Querol, y celebra el hecho de haber alcanzado, ya desde el inicio, una “amplia repercusión”:

La amplia acogida que el magisterio de todo el país brindó a HACER, luego de la aparición de su número cero (promocional), ha superado los cálculos más optimistas y ambiciosos. Al lanzar este número 1 cubrimos, lo decimos con marcada satisfacción, todo el territorio nacional con un respaldo masivo que por momentos nos abruma, pero, al mismo tiempo, nos sirve como estímulo y esperanza. (Hacer, 1967, nro. 1, p. 1)

Lejos de tratarse de un asunto improvisado o aislado, Hacer revela —incluso en su asombro inicial por la repercusión alcanzada— un proyecto cuidadosamente planificado, que se inscribe en redes de afinidad intelectual y sentidos pedagógicos compartidos. Todos sus integrantes trabajaban por entonces en escuelas públicas y privadas de nivel primario y medio del sur de Santa Fe y Entre Ríos, en institutos de formación docente, en cátedras universitarias o estaban llevando adelante experiencias de educación popular en barrios periféricos. Parte del equipo también colaboraba regularmente en revistas especializadas y editoriales pedagógicas, participaba en equipos de investigación de la Facultad de Filosofía y Letras (FFyL) de la Universidad Nacional del Litoral (UNL), ocupaba cargos de gestión estatal ligados a asesorías o se desempeñaban en el área de la supervisión provincial. Los vínculos —dentro y fuera del grupo— eran personales, institucionales, académicos, militantes, gremiales y/o políticos, ya fuera como colegas, discípulos, compañeros de formación y/o coincidiendo en espacios institucionales.

En los años sesenta, el hacer profesional del litoral argentino era productivo, aunque no por ello rentable; el hacer académico era riguroso y sostenido, pero no necesariamente acumulativo y, menos aún, previsible. El vibrante escenario histórico de Hacer y los hacedores distaba radicalmente de ser lineal. Estaba plagado de curvas, vértigo e interrupciones dictatoriales, como la noche del Onganiato que, en julio de 1966, dejó centenares de cesantías y renuncias del cuerpo profesoral en las universidades argentinas[1]. En Rosario, la mitad del plantel docente de la FFyL se proclamó renunciante, presentando una solicitada que, como epígrafe, llevaba la siguiente cita de Tácito: “Los romanos crean un desierto y lo llaman paz”. Meses después, algunos de los firmantes al pie de aquel documento se incorporaron a la revista dirigida por Prieto, quien, 17 años después, al asumir como decano normalizador (1983) de esa misma facultad, dispuso pintar sobre su fachada la emblemática cita que quedó fundida en el paisaje urbano durante décadas[2].

A propósito, es razonable suponer que la experiencia de haber sido “el decano de la democracia” representó para Fernando Prieto uno de los mayores desafíos, distinciones e incluso logros de su trayectoria profesional y académica[3]. Sin embargo, esa escena laudatoria condensa dimensiones construidas en otros tiempos y funciones: profesor de Historia, director de escuela normal, cofundador de instituciones escolares emblemáticas, algunas aún vigentes —como el jardín de infantes y la escuela primaria integral de Fisherton[4]— y mentor de otras que, por el contrario, fueron clausuradas con rapidez e injustamente olvidadas. Justo durante su gestión como director del Servicio de Enseñanza Normal, Media y Técnica de la provincia, impulsó una profunda reestructuración institucional. Entre otras iniciativas, promovió la creación del Bachillerato Común para Adultos Libres Mayores, una propuesta innovadora que la última dictadura cívico-militar clausuró en 1976. Bajo el enfoque tecnocrático y espiritualista del terrorismo de Estado, este proyecto se reformuló como Bachillerato Acelerado de Adultos y, más tarde, en 1980, se rebautizó como Escuelas de Enseñanza Media para Adultos (EEMPA), denominación que aún se conserva. Paradójicamente, la autoría de esta experiencia suele atribuirse al periodo dictatorial, lo que invisibiliza su origen democrático y el papel clave de Prieto en su diseño.

En este mismo marco de rescates, reponemos su rol en la revista Hacer en la triple función de director, editor y autor de ensayos que, desglosados en sucesivos números, abordaron problemas un tanto urticantes para la progresía pedagógica, como “La disciplina escolar”. En sus editoriales —firmadas como “El Director”— criticó con tono irónico la reforma educativa impulsada por la dictadura, en particular la llamada “Escuela Intermedia”, creada en el marco de la Ley Orgánica de Educación de 1970[5]. Con ello, la revista se alineaba a las movilizaciones estudiantiles y docentes que sacudían las calles de Rosario y Santa Fe, y con el alto nivel de acatamiento a las medidas gremiales en las aulas (Rodríguez, 2008; Gudelevicius, 2011).

Figura 1. Colaboración de Adolfo Prieto en la revista Hacer

Fuente: Hacer (1967-1970, nros. 1-15).

Por su parte, Ovide Menin tuvo un lugar protagónico y un peso específico en Hacer, donde desplegó una intensa y prolífica actividad. Fue miembro del Comité de Redacción (1967-1970), jefe de redacción (1968-1970), responsable de la sección “Psicología para educadores” (1968-1970), director delegado ante la excepcional ausencia de Prieto y, desde ya, autor regular de la revista. En estos roles, redactó los principales artículos del campo “Psi”, como único autor o junto a L. Chegoriansky y A. Gertel[6], aportó textos especiales para portada, y tradujo estudios científicos y pedagógicos publicados en prestigiosas revistas francesas. Colaboró activamente con la sección “Comentarios bibliográficos” —reseñando libros y eventos académicos nacionales e internacionales—, y en el espacio “Diálogo entre los lectores y el comité de redacción” se dedicó a recibir y responder consultas de maestras.

Figura 2. Colaboración de Ovide Menin en la revista Hacer

Fuente: Hacer (1967-1970, nros. 1-15).

Si bien el espíritu inquieto de Menin se desplegó a lo largo de su vida, con el que alcanzó un reconocimiento sostenido y extraordinarios galardones académicos[7], en esta etapa específica resultan significativas sus referencias publicadas en la sección “Fichas personales de nuestros colaboradores”:

Egresado de la Escuela Normal de Coronda y de la Facultad de Filosofía y Letras. Desempeña el cargo de director del Instituto Superior del Magisterio [ISM] y ejerce la cátedra de Política, organización y supervisión escolar. Es regente y profesor titular de la Escuela Normal experimental “Almirante Brown” de Santa Fe. Miembro de la Association Internationale de Psychologie Appliquée con sede en Lieja (Bélgica). Ha ejercido la docencia primaria y universitaria. Ha sido director del Departamento de Pedagogía de la Universidad Nacional del Litoral. Ha desempeñado el cargo de psicólogo educacional en la Facultad de Ingeniería Química U.N.L., Santa Fe. Es autor y traductor de trabajos editados e inéditos de su especialidad: psicología de la educación. Colabora en la Enciclopedia de Educación de la Editorial Bibliográfica Argentina Omega (Buenos Aires). Ha participado como miembro en congresos y simposios nacionales y latinoamericanos sobre problemas de educación y psicología de la educación. Ha desarrollado numerosas conferencias. Integra el comité de redacción de Educación Popular. (Hacer, 1967, nro. 1, pp. 76-77)

Para 1968, Menin se encontraba cesanteado de sus cargos en la universidad, como también había sido removido de la dirección del gravitante Instituto Superior del Magisterio, institución clave en la formación docente del periodo. Las razones —secretas y clandestinas— se registran en un Informe Especial de Inteligencia (IEI), titulado “Situación actual del conflicto docente santafesino” y elaborado por la Dirección General de Informaciones (DGI) en 1971:

El individuo de apellido MENIN de que se habla más arriba fue dejado cesante en virtud a un proceso por homosexual y actualmente se presume está en Mendoza o en Chile (…) hoy se tiene la certidumbre de que en el Instituto Superior del Magisterio instaló todo el grupo de activistas de izquierda. (Archivo Provincial de la Memoria de Santa Fe, DGI, 1971, 7 A, p. 4)

La reseña acertaba sobre su localización en Chile[8] y vinculaba a Menin con Raúl Ageno, entonces profesor del “subversivo” ISM, sede Rosario, en las asignaturas Enseñanza de las Ciencias Elementales en la Escuela Primaria y Enseñanza de las Matemáticas en la Escuela Primaria. La “peligrosidad” del “causante apellidado Ageno” radicaba, según la DGI, en su pertenencia al “Centro de Estudios de Filosofía, Letras y Ciencias del Hombre”, integrado por “militantes de izquierda separados de la Universidad después de la intervención del año 1966” (DGI, 1971, 7 A, p. 2). Aún bajo esta condición de prescindibilidad —también acertada—, los agentes señalaban con recelo que su nombramiento como inspector seccional de escuelas primarias de Santa Fe seguía vigente (García, 2018).

Según anticipáramos, el profesor Ageno integró el Comité de Redacción durante toda la colección. Como autor, se focalizó en el aporte sistemático de una veintena de artículos teóricos y propuestas didácticas, que incluían minuciosas “unidades de trabajo” para el nivel primario en las áreas de matemática y ciencias elementales, privilegiando el aprendizaje activo, la problematización y la construcción progresiva del conocimiento desde la experiencia concreta.

Figura 3. Colaboración de Raúl Ageno en la revista Hacer

Fuente: Hacer (1967-1970, nros. 1-15).

La dedicación, el cuidado y el nivel de actualización que caracterizan sus escritos se reflejan en las reseñas que firma en la sección “Comentarios bibliográficos”. Dada su especialidad, predomina la literatura ligada a la ciencia, sus bases y debates epistemológicos —como lo fuera entonces el libro del prestigioso O. Bunge, La ciencia, su método y su filosofía (1960)—, y los últimos avances sobre la enseñanza de las matemáticas —desde la Nueva pedagogía científica, de Mialaret, Leif y Dezaly, publicada en Francia, a la muy cercana y flamante Matemática moderna, de Rosa Ziperovich—.

Precisamente, muchos aspectos del estudio realizado por la reconocida maestra Rosita Ziperovich (Sanjurjo, 1990; Puiggrós, 1992; Sanjurjo y Molino, 1997) fueron ampliados y profundizados por la revista en una entrevista que inauguró una nueva sección titulada “Reportajes”, a cargo de Gladis Rímini (1968, nro. 6). El tono asertivo de las preguntas formuladas y la generosidad reflexiva de la autora permiten conocer detalles poco abordados sobre el reconocido programa que dio origen al libro Matemática moderna. Construcción de las estructuras fundamentales en la escuela primaria (1969), reseñado previamente por Ageno en las páginas de la revista.

A pesar de su potencial, la sección no tuvo continuidad más allá de otras dos entrevistas: una a docentes y directivos que desarrollaron experiencias innovadoras en la enseñanza (1968, nro. 10), y otra dedicada a la educación “diferenciada” o “especial”. En todos los casos, el diálogo fértil revela la rigurosa preparación de su responsable, de quien se consigna: “Es egresada de la Escuela Normal N.º 1 y de la Facultad de Filosofía, Letras y Ciencias del Hombre, U.N.L. Ejerció la docencia primaria, secundaria y universitaria. Profesora de Pedagogía y Sociología en el ISP de Cañada de Gómez” (1968, nro. 8).

En marzo de 1969, Rímini pasó al Comité de Redacción junto con la profesora María Teresa Nidelcoff, cuya trayectoria ha sido parcialmente reconstruida siguiendo los contextos de elaboración, escritura, publicación y censura de su emblemático libro ¿Maestro pueblo o maestro gendarme? (García, 2019). Ciertamente, el texto resultó un best-seller tras las primeras ediciones (1974, 1975), integradas a la colección “Praxis” del catálogo de Editorial Biblioteca —de la Biblioteca Vigil—, hasta su prohibición dictatorial en 1976. De igual modo, también fue un verdadero long-seller gracias a una inédita circulación internacional, con 38 ediciones en Brasil (Uma escola para o povo, 1975-2004) y en Colombia (1974-1994).

La propagación del icónico ensayo en parte eclipsó un trabajo anterior titulado La escuela y la comprensión de la realidad (1971), también editado por la Biblioteca Vigil. En este caso, la propuesta retomaba un curso de metodología de ciencias sociales para la escuela primaria que supo dictar en la sede rosarina del Instituto Superior del Magisterio, hasta quedar cesante a finales de 1966. Según Nidelcoff, la clave de su aceptación entre el magisterio radicaba en el hecho de partir “de la experiencia y de lo concreto” (Nidelcoff, comunicación personal, 13 de abril de 2018). La aparición de Hacer completa el derrotero de su producción en los nueve artículos que la revista publicó entre 1967 y 1970.

Figura 4. Colaboración de María Teresa Nidelcoff en la revista Hacer

Fuente: Hacer (1967-1970, nros. 1-15).

Estas colaboraciones no solo actualizaron el programa original, sino que expandieron el uso de las “unidades de trabajo” como herramienta didáctica, en un contexto donde la clausura de los seminarios del Instituto Superior del Magisterio había dejado un vacío formativo crítico.

Finalmente, cabe consignar que, además del equipo editor, la revista contó con decenas de colaboraciones, algunas regulares, otras esporádicas. Entre ellas se destacan figuras como Berta Braslavsky, Rosa Fisher, Carolina Tobar García, Zulema Chichina Solana, Beatriz Rabaza, Carola Conde y Mélida Mele Bruniard, entre muchas otras cuya trayectoria posterior les daría un lugar destacado en el campo pedagógico, artístico o científico. En lo particular de la colección explorada, sus aportes fueron:

Figura 5. Colaboración de autoras/es invitadas/os en la revista Hacer

Fuente: Hacer (1967-1970, nros. 1-15).

Ciertamente, algunos nombres son especialmente significativos: Carolina Tobar García, por ejemplo, fue una referente pionera en salud mental infantil; Zulema Solana colaboró activamente con artículos que apuntaban a renovar la enseñanza de las ciencias sociales y, más tarde, incursionó con gran reconocimiento en el campo emergente de la lingüística computacional, y Mele Bruniard, artista plástica, llegó a consolidarse como una figura clave del ámbito local. Esta articulación entre producción pedagógica y producción gráfica fue una de las marcas identitarias de Hacer. A tal dimensión dedicamos el siguiente apartado.

 

La revista como artefacto material, estético y cultural

Estructura y materialidad interna

A lo largo de los 15 números publicados entre noviembre de 1967 y abril de 1970, Hacer no establece ni declara una partición formal en etapas o épocas. En cambio, anuncia proyectos o comunica cambios en función de la recepción y el desarrollo mismo de la experiencia en el magisterio, según se desprende de las regulares “Notas al lector(a)” que analizaremos más adelante. En este marco, el año 1969 registra transformaciones significativas en la organización de los contenidos temáticos, la estructura de las secciones y el tratamiento visual de la revista, especialmente en sus portadas y diagramaciones interiores. Estas variaciones —que se mantendrán hasta el último número conocido— permiten trazar una diferenciación en la colección, que bien puede leerse como una transición hacia una segunda etapa, con rasgos editoriales y estéticos más definidos y sostenidos.

Figura 6. Estructura y secciones de la revista Hacer, nros. 1 al 10 (1967-1968)

Fuente: Hacer (1967-1970, nros. 1-15).

Figura 7. Estructura y secciones de la revista Hacer, nros. 11 al 15 (1969-1970)

Fuente: Hacer (1967-1970, nros. 1-15).

Más allá de estas particiones implícitas, todos los números se distinguen por un notable cuidado estético, tanto en su dimensión visual como material. Al correr de cada página, la propuesta excede el plano exclusivamente conceptual: el diseño, las ilustraciones, el tipo de papel, la diagramación, la inclusión de dibujos y esquemas gráficos se llevan gran parte de la atención, transformando la revista en un dispositivo con posibles efectos formativos (Dussel, 2006). La propia materialidad —su gramaje, la calidad de impresión, la colorimetría y el formato encuadernado tipo libro— propicia una experiencia de lectura muy distinta de otras publicaciones periódicas escolares del momento. Cada número, con un promedio de 80 páginas, intercaladas por portadas especialmente diseñadas y agregados de láminas que recrean importantes obras de artistas locales, como Leónidas Gambartes, evidencia un especial esfuerzo estético y presupuestario en el proyecto.

Leída como artefacto editorial, Hacer condensa decisiones y procesos que van del diseño al mercado, del equipo editor al público lector, revelando un modo de producción pedagógica donde las formas materiales son también formas de producción de contenidos. En rigor, la publicación se inscribe en una tradición revisteril concebida como práctica cultural multidimensional, en la que lo gráfico, lo visual, lo comercial y lo político se articulan en un lenguaje común que interpela al lector desde múltiples planos (Pita González, 2025). Como ha señalado Tarcus (2020), este enfoque —heredero del “giro material” en la historia intelectual— permite comprender las revistas no solo como soportes textuales, sino como objetos cargados de significación cultural, atravesados por prácticas de edición, circulación y recepción que implican una cadena de mediaciones y una economía simbólica compleja.

La dimensión visual se expresa en múltiples niveles: desde la diagramación y la elección tipográfica hasta la disposición del texto, los blancos y márgenes. Las portadas presentaban composiciones cromáticas intensas y homogéneas, sin ilustraciones ni consignas, apenas interrumpidas por un logotipo y la palabra “HACER” impresa en mayúsculas blancas sobre fondos de colores plenos, como azul, verde, rojo, fucsia o naranja. Esta sobriedad inicial va cediendo paso, desde 1969, a una estética más expresiva, con las nuevas cubiertas ilustradas con una abundancia de esquemas, dibujos, gráficos e imágenes en un dialogo directo con los contenidos pedagógicos estrictamente textuales. Vale decir, no como meros agregados estéticos, sino como mediaciones didácticas que organizaban formas de ver, comprender y enseñar.

Figura 8. Portadas de la revista Hacer, nros. 1 al 15 (1967-1970)

Fuente: Hacer (1967-1970, nros. 1-15).

En relación con las portadas internas, cabe analizarlas como una serie coherente y reconocible. Impresas en tinta negra sobre fondo blanco, con trazos de marcado carácter artesanal, las ilustraciones abren secciones temáticas de manera inmediata. En lugar de representar escenas escolares naturalistas —acaso más habitual en la prensa pedagógica de la época—, estas imágenes proponen composiciones abstractas o simbólicas: siluetas, redes de figuras humanas, máscaras, estructuras geométricas o elementos de inspiración etnográfica.

Figura 9. Contratapas, tapas internas y láminas de la revista Hacer, nros. 1 al 15 (1967-1970)

Fuente: Hacer (1967-1970, nros. 1-15).

Se trata de elecciones visuales que remiten a una estética moderna de raíz gráfica, cercana al grabado y la xilografía, y dialogan —aunque de forma indirecta— con repertorios como el arte popular, la iconografía científica y ciertas abstracciones pedagógicas. Nuevamente, y a diferencia de publicaciones más tradicionales, como La Obra o los boletines de circulación oficial que privilegiaron representaciones funcionales o ilustraciones literales, Hacer utilizó composiciones que no explican ni completan el texto, sino que invitan a ser interpretadas. Se trata de recursos que resuenan con circuitos culturales y visuales propios de la renovación pedagógica, pero también con búsquedas estéticas más amplias, como las impulsadas por el Instituto Di Tella, los movimientos de arte concreto-invención o las experiencias editoriales latinoamericanas vinculadas a la educación popular; es decir, ligados a los usos no convencionales del archivo visual como campo de creación de sentido (Longoni, 2010; Goldgel, 2016).

A la par, desde la perspectiva del “giro visual” en la historia de la educación (Dussel y Priem, 2017), estas formas gráficas no deben entenderse como simples acompañamientos de los discursos pedagógicos, sino como productoras de modos de percepción, relación y subjetivación. En esa misma línea, Rousmaniere (2001) y Priem (2016) proponen que los objetos escolares —incluidos los impresos— no sean leídos exclusivamente como fuentes, sino como artefactos que activan sentidos y organizan lo sensible. Así, el aparato gráfico en su conjunto puede pensarse como una intervención visual que aporta densidad cultural al objeto revista. No representan escenas de modo directo, sino que sugieren; no buscan comunicar de forma unívoca, sino que abren múltiples interpretaciones. Su inclusión sistemática y su cuidada factura permiten suponer una pedagogía visual deliberada, orientada a interpelar al magisterio desde una sensibilidad moderna, sintética y simbólica. Lejos de operar como ornamentaciones, estas imágenes forman parte del entramado formativo.

Un ejemplo singular de esta pedagogía visual se expresa en las “láminas sueltas” que la revista entregaba como material adicional, sin una ubicación fija dentro de cada ejemplar. De los pocos casos conservados, sobresale la propuesta del número 3 (marzo de 1968): en una de sus caras, una fotografía en blanco y negro de Kelly Bloise muestra una escena litoraleña compuesta por canoas varadas, árboles anegados y redes de pescadores sobre un río calmo. En el dorso, un guion didáctico firmado por María Carola Conde propone una secuencia de escritura creativa a partir de tres estímulos articulados: la imagen, una breve poesía y la escucha de una bella pieza instrumental[9], “Campo sin eco”, con estética cercana a la de Ariel Ramírez. La consigna sugiere que, luego de este recorrido sensorial, los niños redacten “lo que sienten y piensan”.

Aunque la actividad se titula “Tema de redacción”, no se limita a la producción escrita, sino que propone una experiencia inmersiva que combina observación, escucha, evocación e imaginación. Desde una mirada histórica y pedagógica, puede leerse como una apuesta por formas de enseñanza menos rígidas, capaces de incorporar lo artístico, lo poético y lo afectivo en la práctica escolar. En un contexto de políticas educativas tecnocráticas y racionalistas, este tipo de propuestas pedagógicas —aun cuando se encuadran en una planificación— introduce otros lenguajes y texturas. Supone, también, una revalorización de lo sensible en la formación infantil.

 

Soportes externos y redes: apoyo comercial, institucional y suscripciones

En función de todo lo descripto, Hacer puede considerarse un emprendimiento editorial de elevada exigencia estética y material, cuya elaboración resultó costosa en tiempo y sostenibilidad financiera. Es decir, una iniciativa onerosa y probablemente no lucrativa, incluso con el evidente apoyo comercial e institucional que recibió en todos los años que se imprimió:

Figura 10. Publicidades comerciales en la revista Hacer, nros. 1-15

Fuente: Hacer (1967-1970, nros. 1-15).

Figura 11. Adhesiones institucionales educativas en la revista Hacer, nros. 1-15

Fuente: Hacer (1967-1970, nros. 1-15).

El análisis de los cuadros permite comprender el entramado comercial e institucional que acompañó el proyecto: librerías, editoriales, imprentas, empresas de mobiliario escolar y asociaciones cooperativas compartieron espacio con institutos de formación docente y centros de estudio e investigación universitarios. Esta red de adhesiones no solo funcionó como un mecanismo de sostenimiento económico, sino que expresa una configuración más amplia: un mapa de relaciones institucionales que sitúa a Hacer dentro de una constelación cultural y pedagógica en expansión durante los años sesenta.

En ese entramado, merece especial mención la presencia constante de la Biblioteca Vigil. No solo figura como suscriptora (nro. 3022), sino que ocupa sistemáticamente las contratapas de la revista con publicidad de sus colecciones editoriales. Como ya fuera dicho en la introducción, se trata de una colaboración que desborda una simple inserción comercial: es, antes bien, una alianza estratégica que articuló circuitos de formación, lectura y circulación. Las contratapas de Hacer no promovían productos ajenos al campo escolar, sino que ampliaban su propuesta formativa con catálogos de libros dirigidos al magisterio, reforzando así una lógica de articulación editorial en red.

Por su parte, si atendemos al conjunto de auspiciantes —grandes empresas como Coca-Cola, editoriales consolidadas, pequeñas librerías de barrio, institutos de formación docente, centros universitarios—, lo que se configura es una variopinta red difícil de clasificar. Tal como advierte Tarcus (2020), los avisadores revelan mucho sobre el lectorado que se buscaba y las estrategias de inserción en un nicho editorial. En este caso, la pauta publicitaria no responde a una única lógica económica o simbólica, sino que oscila entre el apoyo institucional progresista y la fórmula comercial más tradicional. Este eclecticismo ubica a la revista en un terreno intermedio, incluso incómodo, que escapa a categorías nítidas en términos de consumo cultural o poder de mercado.

Ahora bien, ¿equivalía todo ese esfuerzo, despliegue y red de apoyos a un verdadero alcance o cobertura territorial, como aseguraban los hacedores? Un indicio concreto de esta vocación expansiva se encuentra en el sobre especialmente diseñado para compartir, conocer y suscribirse a la revista, sintetizado en la fórmula gráfica: “Páselo a un colega”. Como muchas otras publicaciones del periodo, Hacer apeló a redes alternativas de distribución —desde el envío postal hasta formas de distribución más militantes— que condensan lo que Tarcus (2020) caracterizó como las “revistas sobre”. Así, se optó por un criterio de fidelización de su comunidad lectora, reforzando su carácter pedagógico y político sin que ello necesariamente se opusiera a una vocación de mayor alcance o masividad[10].

Figura 12. Formato revista-sobre y datos de suscripción (1969)

Fuente: Hacer (1967-1970, nros. 1-15).

Como puede observarse en la figura 12, el talón de suscripción solicitaba información sumamente detallada que no parece responder únicamente a fines administrativos, sino también a la intención de construir una base sólida de lectorado, segmentada y conocedora del campo. No se trataba de convocar a suscriptores anónimos, sino de interpelar a docentes en ejercicio, identificables, con trayectorias institucionales específicas. En su cierre, el cupón invitaba a “tener la colección completa” y advertía que Hacer “se vende solo por suscripción”, lo que refuerza una inscripción focalizada en una recepción profesionalizante. Más que promover un consumo ocasional, buscaba consolidar una comunidad de lectores comprometidos con la propuesta.

Asimismo, el material informa que —para diciembre de 1969— la suscripción tenía un costo de 2.500 pesos moneda nacional por 10 números. ¿Podía un maestro de escuela primaria en Argentina comprar la revista de forma regular? Siguiendo el estudio de Rodríguez (2022), por entonces un docente de grado con título habilitante en la provincia de Santa Fe cobraba aproximadamente 18.000 pesos mensuales, por lo que la oferta representaba un 13,9% del sueldo. Es decir que era un bien cultural de valor considerable dentro del presupuesto doméstico de un docente. Aunque no inalcanzable, sí resultaba una inversión significativa.

Este dato refuerza una hipótesis que hemos ido tejiendo a lo largo de estas páginas y que profundizaremos en el siguiente apartado: Hacer se dirigía a un público profesional, con cierto grado de compromiso político e inquietudes intelectuales, dispuesto a invertir recursos económicos y simbólicos en su formación.

 

Haceres, saberes y discursos en circulación

¿Hacer para quién? Una revista para maestros “que están en la onda”

Las “Cartas al lector(a)” publicadas regularmente no se limitaban a una función introductoria o editorial. En ellas se despliega un dispositivo discursivo denso que deja ver cómo el equipo redactor imaginaba a sus lectores, sus preocupaciones, sus expectativas, su lugar en la escuela, pero también en el campo pedagógico. Lejos de simplemente enunciar, modelaban: buscaban producir un tipo particular de lectorado docente, actualizado, comprometido, sensible y atento tanto a la realidad cotidiana de la infancia en Argentina como a la política educativa en ciernes y sus debates intelectuales.

Bajo el curioso vocativo “Estimado lector(a)”[11], identificamos el llamado y/o construcción de un maestro culto, interesado en la renovación pedagógica y familiarizado con la escritura académica. Según se comprende, Hacer apelaba a una franja específica del magisterio: urbana, formada, progresista, incluso con aspiraciones intelectuales. Se trata de una imagen idealizada y cargada de un pathos modernizador que, en ocasiones, transita los bordes de una autovaloración elitista.

A través de estas cartas, Hacer también procura instalar un clima afectivo: “estar en la onda” —una expresión repetida por Prieto en varias entregas— no remite solo a la actualización profesional, sino a un sentido de pertenencia generacional y político. Leer Hacer, en esta dimensión, sería parte de una forma atenta e informada de estar en el mundo. A la pedagogía leída se suma una pedagogía sentida por cuanto el vínculo con los lectores no se piensa solo en términos de transmisión de saberes, sino también como comunidad sensible, como pertenencia a una causa, como deseo compartido de transformación.

La atmosfera afectiva se despliega en una retórica que combina la cercanía con la exhortación, el humor con la crítica, la reflexión con el imperativo. A veces, se presentan como confesiones del equipo, otras como invitaciones o desafíos. Tras el ya comentado asombro que les produce el éxito del lanzamiento (1967), el cierre de esa primera carta anticipa que la relación se construirá “con toda cordialidad”. En el número siguiente, esa sintonía se enfatiza apelando a gestos cómplices propios del calendario escolar: “La reapertura de los cursos escolares produce siempre su impacto... Nuestra revista acusa el impacto de la reapertura acomodando su ritmo de trabajo a las necesidades e intereses concretos de la escuela argentina progresista” (Hacer, 1968, año I, nro. 3). También, su propia agenda se deja ver en un tono aún más confesional, que acaba por definir con total claridad para quién es este “Hacer”:

Hace unos pocos meses un grupo de amigos unidos por razones comunes en ideas e ideales sobre la educación (...) se atrevieron a lanzar esta publicación. No imaginaban qué repercusión tendría una Revista de este tipo (...) Hoy, un éxito ni remotamente sospechado en aquel momento, los encuentra en plena tarea vertiginosa de echar planes para el futuro (…) Creemos con todas nuestras fuerzas en el Maestro como factor hacedor del mundo del mañana (…) entonces no podíamos hacer otra cosa que lo que hemos hecho al fundar esta Revista. (Hacer, 1968, año I, nro. 5)

Hacer es, entonces, para los hacedores del mañana en las aulas, y la revista, una construcción, material y simbólica, de un “nosotros” no exento de tensiones y pleno de expectativas no siempre confesadas. Hay, en definitiva, una voluntad de interpelar al magisterio desde la horizontalidad, pero también una distancia desde la cual se modela al lector ideal: no el que ya es, sino el que debería ser.

En estas mismas claves se nos presenta la sección especial “Comentarios bibliográficos”, incorporada de manera regular en casi todos los números y funcionando en una suerte de currículum lector que no solo refuerza los marcos teóricos de los artículos disciplinares, sino que “ordena” la biblioteca actualizada de un maestro moderno[12].

Figura 13. Comentarios bibliográficos en la revista Hacer (1967-1970)

Fuente: Hacer (1967-1970, nros. 1-15).

Como puede observarse, las obras reseñadas abarcan temas como psicología infantil, epistemología, pedagogía experimental, matemática moderna, sociología del arte, psicología del aprendizaje y educación sensorial. Las firmas de Ovide Menin, Raúl Ageno o Gladis Rímini, entre otros, revelan una cuidadosa curaduría bibliográfica. Muchas de estas publicaciones proceden de editoriales especializadas, como Kapelusz, Eudeba, El Ateneo, Paidós o Ediciones Siglo Veinte, e incluyen autores nacionales e internacionales como Piaget, Mialaret, Bunge, Wallon, Katz, Carmichael, Medici, Eicholz y otros.

En suma, se trata de la misma construcción que invoca a un “maestro en la onda”, aglutinada por esa pátina de elitismo cultural que, sin dejar de ser hospitalaria, posiciona a Hacer dentro de un circuito de alta densidad formativa, más cercano a los sectores del magisterio con acceso a redes culturales amplias, editoriales universitarias y debates pedagógicos contemporáneos.

 

Hacer en las aulas y las aulas en Hacer: de teorías lejanas y prácticas cercanas

La revista Hacer no fue un simple compilado de artículos académicos ni una publicación institucional de corte técnico-burocrático. Se trató, más bien, de un dispositivo editorial que asumió con convicción su tarea formativa: ofrecer al magisterio en ejercicio un conjunto de herramientas conceptuales, metodológicas y didácticas para la enseñanza de lengua, matemática, ciencias sociales y ciencias naturales, considerando específicos marcos teóricos ofrecidos desde la psicología, la educación artística y la didáctica general[13].

Si bien no es objeto de interés el análisis estrictamente disciplinar de la revista, cabe al menos señalar que, en este corpus, es posible identificar una estructura común que atraviesa los enfoques disciplinares: la voluntad de renovación pedagógica a partir de los aportes de la psicología genética (Piaget, Wallon, Mialaret, Carmichael); las corrientes activas y funcionales de la enseñanza de las ciencias; las experiencias de la llamada “educación diferenciada”, y los debates sobre métodos como el global, las unidades de trabajo o la evaluación formativa. Esta orientación se sostiene tanto en traducciones y reseñas bibliográficas de textos europeos y latinoamericanos como en desarrollos propios del equipo redactor, con fuerte anclaje en experiencias locales y regionales.

Así, y como se sigue en los artículos de Ageno sobre la enseñanza del número —desarrollada a lo largo de varios episodios—, retoma conceptos de la psicología genética y los transforma en propuestas escalonadas de trabajo en el aula, articulando operaciones infralógicas, lógico-cualitativas y lógico-cuantitativas. Algo similar ocurre con las propuestas de María Teresa Nidelcoff, que combinan enfoques históricos y sociológicos con experiencias prácticas, como el uso del periódico mural, la interpretación de testimonios o los viajes escolares. La idea de “unidad de trabajo” aparece una y otra vez, no solo como estrategia didáctica integradora, sino como pedagogía situada, capaz de articular saberes, territorios, cuerpos y tiempos escolares.

Los artículos no se limitan a enunciar teorías o presentar técnicas, sino que proponen esquemas, consignas, láminas, ilustraciones y secuencias pensadas para ser aplicadas o, al menos, debatidas. El “hacer” no es solo un título: es un principio organizador del proyecto. Enseñar a hacer, enseñar haciendo, hacer con otros. Esa matriz también se expresa en el uso sistemático de ejemplos concretos, relatos de aula, análisis de prácticas y una iconografía que opera como mediación pedagógica. Lejos de la retórica del “experto”, los textos se presentan como conversaciones entre pares, aunque no exentas de un cierto tono prescriptivo.

Este enfoque polifónico y, a la vez, estructurado da cuenta de un posicionamiento editorial firme, que evita alinearse de forma dogmática con alguna corriente. Si bien resuenan con fuerza las influencias del escolanovismo, del estructuralismo didáctico o de las reformas pedagógicas en clave tecnocrática, el proyecto mantiene una apuesta por la formación integral del magisterio, la autonomía de las prácticas y la inteligibilidad situada del conocimiento escolar. En lugar de respuestas cerradas, la revista ofrece caminos, preguntas, métodos y recursos, algunos más clásicos, otros más experimentales.

La composición del equipo autoral, con firmas recurrentes como Ageno, Nidelcoff, Menin, Fisher, Conde, y la recuperación de voces históricas o extranjeras (Wallon, Guerrero, Giner de los Ríos) refuerzan esa apuesta por el pluralismo riguroso. Las referencias bibliográficas, cuidadosamente seleccionadas, invitan a conocer autores, series editoriales y enfoques internacionales, sin perder de vista el trabajo cotidiano del aula. De algún modo, logran tender puentes entre saberes expertos y experiencias concretas, entre debates académicos y cultura escolar.

En este marco, la noción de “formación” excede el adiestramiento técnico o la simple actualización de contenidos. Implica una toma de posición ética y pedagógica sobre el rol del magisterio, sus saberes, sus desafíos y su poder de intervención. Desde allí, cabe considerar a esta prensa pedagógica como un laboratorio editorial para pensar la educación desde la práctica y para poner en manos de los docentes recursos con los que, efectivamente, hacer escuela.

Por lo dicho, también ofreció espacio y legitimidad a experiencias pedagógicas desarrolladas por docentes en aulas concretas, en contextos populares, rurales, cooperativos o sindicales. La revista supo abrir sus páginas a ese otro magisterio “en la onda”, compuesto por maestras y maestros que no solo se actualizaban en los lenguajes y propuestas de la renovación pedagógica, sino que también actuaban en el terreno, con creatividad, reflexión y compromiso situado.

Estas experiencias —narradas en primera persona, colectivamente firmadas o recuperadas por otros— muestran una pedagogía en acción, donde las ideas se traducen en proyectos, actividades, materiales y evaluaciones que buscan transformar realidades específicas. Tal es el caso del trabajo de Noeli Raquel Bruno en la Escuela 488 de la ciudad de Casilda, que relata con detalle una experiencia en redacción con niñas/os de sexto grado, que incluía producciones estudiantiles y una robusta bibliografía latinoamericana y española. O las propuestas sucesivas del grupo de docentes de la Escuela Provincial 213 en la pequeña comunidad rural de Chañar Ladeado, cuyas unidades de trabajo se extienden en varios números y articulan metodologías activas con reflexión institucional.

Lo mismo puede decirse de artículos como los de Rodolfo Pittao sobre capacitación contable para adultos trabajadores —en frigoríficos, universidades populares, sindicatos y escuelas de comercio—, que introduce una perspectiva de educación popular con metodologías dialogadas y dinámicas grupales. Allí, la enseñanza de la contabilidad se aborda con “dinámica de grupo” y estudio dirigido, situando al docente como “mero coordinador”. O acerca del informe colectivo titulado “Mi segundo hogar: la escuela”, producido por un nutrido grupo de maestras que documenta desde adentro las prácticas de enseñanza en torno a temas de convivencia, cuidado, espiritualidad y vida cotidiana escolar.

Estas contribuciones no solo enriquecen el corpus disciplinar de Hacer, sino que matizan y complejizan la imagen de una revista mayormente orientada a un sector del magisterio. Por el contrario, evidencian que el equipo editor supo identificar y valorar saberes que circulaban por fuera de los espacios académicos, reconociendo a los maestros como productores legítimos de conocimiento pedagógico. Claro que este mismo gesto “legitimador” podría condensar un espíritu finalmente elitista.

Como fuere, Hacer no solo dispuso una plataforma de difusión de tendencias pedagógicas internacionales, sino también un espacio de interlocución y visibilización de experiencias docentes situadas en el litoral. Un punto de cruce entre lo global y lo local, entre el saber experto y el saber escolar, entre la teoría y la práctica viva.

 

Diálogos epistolares

La sección de preguntas y respuestas, titulada “Diálogo entre los lectores y el comité de redacción”, constituye una de las facetas más ricas del proyecto editorial. Su estructura operativa se presenta como una ventana de consulta abierta a lectores de todo el país, algunos de ellos provenientes de pueblos pequeños, zonas rurales o provincias alejadas de los grandes centros urbanos. Las preguntas —firmadas con nombre completo o iniciales— permiten trazar una geografía pedagógica que abarca desde Rosario y Capital Federal hasta El Colorado (Formosa) o Grütly (Santa Fe), y configuran un perfil diverso de maestras/os en ejercicio, atravesados por preocupaciones didácticas, bibliográficas, institucionales y epistemológicas.

En cuanto a los contenidos, los intercambios abordan una variedad de temas: desde dudas sobre la implementación de la matemática moderna en el cuaderno único hasta preguntas por la figura de Piaget, la didáctica de la enseñanza técnica, la aplicación de test de inteligencia o las reformas educativas impulsadas por el Gobierno. Este abanico da cuenta de una comunidad docente activa, interesada y en búsqueda de orientación profesional.

Las respuestas, en su mayoría firmadas “O. M.” (Ovide Menin), destacan por su extensión, claridad, tono firme y estilo intimista o confesional. Con notable soltura y autoridad, Menin articula referencias bibliográficas, experiencias personales, juicios político-ideológicos y consejos prácticos. Su figura domina el espacio epistolar con un estilo que combina la erudición universitaria con la pedagogía del asesor comprometido. No se limita a responder: opina, contextualiza, debate, toma posición. Así, por ejemplo, responde a una docente inquieta por la reforma presentada —tras idas y venidas gubernamentales— como “Ley Orgánica de Educación”: “La seudo reforma de ahora, por entregas, como las viejas novelas de Pérez Escrich que leían nuestras madres, carece de toda seriedad” (1969, año II, nro. 11, p. 76).

En el plano político, estas respuestas permiten identificar con claridad una crítica abierta al Onganiato en general, y a las propuestas sobre el magisterio en particular. Al decir de Menin: “La Escuela Normal debe ser una institución de Formación Profesional de tercer nivel; hora de fin de estudios, si usted quiere” (Hacer, 1969, año II, nro. 11). También desliza una crítica velada —aunque no menos firme— al peronismo. Puntualmente, y ante la interesante consulta de una maestra de San Juan sobre las razones de la revitalización de la obra de Piaget, el pedagogo expresa:

En Argentina, “la figura de Piaget”, como usted dice, fue bien conocida por los maestros de escuela de las décadas del 30-40, más o menos. (…) Después pasó, por imperio de una era de irracionalismo y demagogias de todo tipo, con que se prefirió suplantar el enfoque científico de investigadores como él, por un charlatanismo huero. (Hacer, 1969, año II, nro. 11)

En el plano pedagógico, sus intervenciones sostienen un horizonte de renovación didáctica sin renunciar al rigor ni a la orientación práctica. La defensa de la psicología como herramienta para la formación docente, la crítica al “reciclaje superficial” del normalismo y la necesidad de estructurar una formación de tercer nivel para el magisterio se combinan con ejemplos concretos sobre la enseñanza en el aula. Lejos de un discurso cerrado o tecnocrático, Menin formula orientaciones puntuales, contextualizadas y abiertas al debate, articulando teoría, experiencia y convicción pedagógica.

También resulta ilustrativo el cuidado en las respuestas prácticas, incluso de otros integrantes del comité editorial, como Raúl Ageno, quien explica cómo registrar las actividades de matemática moderna en los cuadernos (“utilizar figuras o dibujos, que se pegarán en el cuaderno variando la ubicación”) o propone ejemplos concretos para trabajar nociones como “conjuntos”, “relaciones de orden” o “substituciones”. Estas orientaciones combinan teoría y didáctica con ilustraciones, material concreto y acompañamiento situado.

En definitiva, este dispositivo epistolar no solo refuerza el carácter formativo de Hacer, sino que consolida su función como interlocutora de una comunidad dinámica. Las cartas dejan ver una circulación activa de ideas, conocimientos e inquietudes. Y, aunque filtradas por una voz editorial fuerte —la de Menin—, constituyen una de las formas más explícitas de democratización del saber promovidas por la revista. Un cierre que, lejos de clausurar, abre nuevas preguntas sobre las formas en que las y los docentes buscaron y, en parte, encontraron modos de hacer escuela en tiempos de incertidumbre.

 

Editores y editoriales

Como cierre de este recorrido, vale detenerse en una forma particular de intervención discursiva: los editoriales. En ellos, la revista toma la palabra con claridad y construye un posicionamiento político explícito frente al sistema educativo argentino de fines de los años sesenta. Más que introducciones o comentarios preliminares, los editoriales funcionan como manifiestos histórico-pedagógicos, donde el equipo editor se constituye en actor colectivo que interpela a sus pares.

Firmados ocasionalmente por Fernando Prieto, Ovide Menin o atribuidos a “La Dirección”, los editoriales condensan una mirada crítica sobre el presente escolar, su devenir desde finales del siglo XIX y las posibilidades de transformación inmediatas. En ellos se recuperan gestas de la educación pública —como la sanción de la Ley 934 de Libertad de Enseñanza (1871), la Ley 1420 de Educación Común (1884) o la Ley Avellaneda sobre Universidades (1885)— como parte de una tradición democratizadora aún inconclusa.

Tal genealogía, planteada por Menin en el número 7 (1968), habilita una interpretación del liberalismo como filosofía plural y emancipadora, en contraste con el autoritarismo, el clericalismo y el racionalismo tecnocrático promovido por el gobierno de facto de Juan Carlos Onganía (1966-1970).

En el número 11 (1969), la pluma de Prieto se vuelve aún más enfática al rechazar el Proyecto de Ley Nacional de Educación por considerarlo ilegítimo, centralista, tecnocrático y alejado de las prácticas pedagógicas concretas. Se cuestiona la imposición de reformas como la “escuela intermedia”, al señalar su improvisación, fragmentación curricular y nula consulta docente.

Estas críticas se sostienen en los siguientes impresos, hasta culminar en el editorial del número 15 (1970), el último número conocido. Allí, se denuncia el vaciamiento de la escuela pública y la exclusión del magisterio de los procesos de toma de decisiones.

Sabido o no por los propios “hacedores”, estos editoriales pronto se vuelven insumos de informes reservados producidos por los servicios de inteligencia de la provincia de Santa Fe (García, 2017).

 

Conclusiones

Hacer. Publicación mensual para maestros fue un proyecto editorial autogestivo, riguroso y situado que articuló política, pedagogía y cultura en un tiempo de profunda conflictividad educativa. Sus 15 números, publicados entre 1967 y 1970, revelan una propuesta de formación integral para el magisterio que operó por fuera de los dispositivos estatales, pero no por fuera de la escena pública.

La reconstrucción de su historia permitió identificar una constelación de prácticas pedagógicas y editoriales que exceden la lógica de producción de contenidos. Hacer fue, también, una experiencia de comunidad: un espacio de encuentro, debate y circulación de saberes entre docentes, intelectuales y lectorados distribuidos territorialmente. Su factura estética, su densidad argumentativa, su enfoque interdisciplinar y su vocación política evidencian una pedagogía que no se declama, sino que se ejerce materialmente. Una pedagogía del hacer.

Desde un abordaje que articula los aportes del giro visual, material y archivístico, el análisis de la revista permitió visibilizar dimensiones poco exploradas de la prensa pedagógica en Argentina. La lectura de sus materiales como prácticas —no solo como fuentes— mostró cómo ciertos objetos culturales producen formas de autoridad, pertenencia, sensibilidad y comunidad profesional. En este sentido, la colección completa, conservada en el archivo de la Biblioteca Vigil, constituye tanto una huella como una promesa: una huella del trabajo intelectual sostenido en contextos adversos, y una promesa de producción para los estudios históricos sobre la cultura docente.

El estudio se organizó en torno a tres grandes ejes. En primer lugar, los hacedores: un equipo editorial conformado por docentes e intelectuales de reconocida trayectoria, con inserciones diversas en instituciones educativas, organizaciones gremiales y espacios culturales de Rosario y la región. Su convergencia en Hacer no fue casual: condensó trayectorias colectivas, redes de afinidad y una vocación transformadora que se expresa en cada sección de la revista.

En segundo lugar, el artefacto: un objeto de circulación sostenida, cuidadosamente editado, gráficamente atractivo y materialmente costoso. Su sistema de suscripciones, su red de apoyos comerciales e institucionales, su diseño visual, sus láminas ilustradas, su tipografía y hasta sus sobres de suscripción hablan de una concepción integral del trabajo pedagógico. En este marco, Hacer no puede leerse solo como un medio, sino también como un fin: una apuesta por intervenir en la formación docente desde lo estético, lo afectivo y lo político.

En tercer lugar, la trama discursiva: las cartas a los lectores, las recomendaciones bibliográficas, los artículos disciplinares y los editoriales funcionaron como espacios de interpelación. El magisterio no se redujo a un nicho de usuarios de cuadernillos didácticos, lo pedagógico no se perdió en la demanda tecnocrática y lo estético no sucumbió a lo funcional. Su propuesta editorial alojó una pluralidad de voces: autores consagrados y noveles, textos traducidos y experiencias locales, artículos teóricos y actividades prácticas. Recuperó experiencias en aula, abrió espacios a las maestras, tendió redes con otras publicaciones y sostuvo un diálogo pedagógico en tiempos de censura y persecución. En este sentido, fue también un espacio de refugio simbólico, continuidad ante el exilio laboral, amparo intelectual y resistencia cultural frente a la persecución y el autoritarismo.

Lejos de clausurar su sentido, el análisis aquí propuesto habilita nuevas líneas de indagación. Aún resta estudiar con mayor profundidad las condiciones concretas de su recepción, sus trayectorias lectoras, su impacto en las prácticas escolares, sus vínculos con otras publicaciones del periodo y sus usos formativos en los institutos de formación docente. Del mismo modo, el estudio comparado con revistas de mayor alcance institucional —como La Obra— permitirá delinear con más nitidez las singularidades de este caso.

La paradoja con la que se abre y cierra este trabajo es elocuente: una revista hecha por docentes reconocidos, con una circulación sostenida y una propuesta pedagógica consistente permaneció completamente ausente en la historiografía de la educación argentina. Su invisibilidad no parece responder a una falta de mérito, sino más bien a ciertas condiciones políticas, archivísticas y epistemológicas que, de diversos modos, han influido en aquello que se estudia, se legitima y se transmite como parte del saber pedagógico.

Lamentablemente, no ha sido posible determinar con precisión las razones de su cierre en 1970. No obstante, todo indicaba la intención de continuar. En definitiva, como bien dice Tarcus, “las revistas nonatas, salteadas y las desaparecidas podrían constituir una historia espectral de la hemerografía latinoamericana” (2020, p. 70). En este caso, la falta de documentación interna, la dispersión de sus hacedores y la pérdida de memoria de quienes sobrevivieron en el exilio dificultan esa tarea. Así, el rescate de Hacer no es solo un ejercicio heurístico, es antes una operación política y académica. Una revista, 15 números, decenas de autores, miles de lectores, un archivo sobreviviente.

 

Referencias

Fuentes primarias

Hacer. Publicación mensual para maestros (1967-1970). Nros. 1-15. Rosario: Hacer Editorial.

Situación actual del conflicto docente santafesino (1971). Archivo Provincial de la Memoria de Santa Fe, Fondo ex DGI, UC 7 A, p. 4.

Fuentes secundarias

Castro, V. (2021). Leer desde el archivo: el caso de la revista Argentina (1930-1931). En L. Fernández Cordero (Ed.), Hacer cosas con revistas. Publicaciones políticas y culturales del anarquismo a la nueva izquierda (pp. 89-113). Tinta Limón.

Dussel, I. y Gutiérrez, D. (Eds.) (2006). Educar la mirada. Políticas y pedagogía de la imagen. Manantial, FLACSO, Fundación OSDE.

Dussel, I. y Priem, K. (2017). The visual turns in the history of education: four remarks for future research. Paedagogica Historica 53(6), 753-760. https://doi.org/10.1080/00309230.2017.1373343

Fernández Cordero, L. (2021). Hacer cosas con revistas. Publicaciones políticas y culturales del anarquismo a la nueva izquierda. Tinta Limón.

García, N. (2017). La educación clandestina. Espiar, colaborar y depurar (Santa Fe, 1966-1983). Prohistoria Ediciones.

García, N. (2018). Visiones clandestinas, prácticas autoritarias y reforma educativa en Santa Fe (Argentina, 1966-1973). Espacio, Tiempo y Educación 5(1), 159-180. https://doi.org/10.14516/ete.2018.005.001.8

García, N. (2019). Historia y (des)memorias del icónico libro ¿Maestro pueblo o maestro gendarme? de María Teresa Nidelcoff. Diálogo Educacional 61, 551-575. https://doi.org/10.54160/diálogo.educacional.v61.08

García, N. (2022). La prensa pedagógica en perspectiva comparada: potencialidades, logros y desafíos historiográficos. Historia de la Educación 40(1), 369-392. https://doi.org/10.14201/hedu202140369392

Goldchluk, G. (2020). Archivos latinoamericanos y la extracción del sentido. Chuy 7(9), 243-260.

Goldgel, C. (2016). Deshaciendo archivos. Eterna Cadencia.

Gudelevicius, M. (2011). La protesta gremial docente contra el proyecto educativo de la “Revolución Argentina”. Archivos de Ciencias de la Educación 5, 117-129.

Longoni, A. (2010). El Di Tella y el desarrollo de una conciencia crítica en el arte argentino. En AA. VV., Transformaciones del arte en América Latina (s/p).

Pita González, A. (2025). Renovación. Boletín de ideas, libros y revistas de América Latina, 1923-1930. Universidad de Colima. https://doi.org/10.53897/LI.2025.0004.UCOL

Priem, K. (2016). Between histories and images: rethinking the disciplinary space of visual education. Paedagogica Historica 52(6), 703-718. https://doi.org/10.1080/00309230.2016.1237844

Puiggrós, A. (1992). Historia de la educación en Argentina. Tomo III: Escuela, democracia y orden (1916-1943). Galerna.

Rodríguez, L. (2008). La escuela intermedia revisitada: racionalización y revisión curricular en la provincia de Buenos Aires durante la última dictadura militar. Trabajos y Comunicaciones 34, 35-61.

Rodríguez, L. (2022). Profesión, salario y conflicto docente. Un estudio sobre la historia del trabajo docente en Argentina (1958-1976) [Tesis doctoral, Universidad Nacional de La Plata]. Repositorio Institucional UNLP. https://doi.org/10.35537/10915/141491

Rousmaniere, K. (2001). Questioning the visual in the history of education. History of Education 30(2), 109-116. https://doi.org/10.1080/00467600010017735

Sánchez-Macedo, J. (2020). Giro archivístico: su impacto en la investigación histórica. Revista Humanitas 47(4), 183-223.

Sanjurjo, L. (1990). Rosa Ziperovich: Una lección de vida. Ediciones de Aquí a la Vuelta 4, 3-11.

Sanjurjo, L. y Molino, A. M. (1997). Rosa Ziperovich. Una vida para la vida. Ediciones AMSAFE.

Sosnowski, S. (Ed.) (1999). La cultura de un siglo: América Latina en sus revistas. Alianza Editorial.

Tarcus, H. (2020). Las revistas culturales latinoamericanas. Giro material, tramas intelectuales y redes revisteriles. Tren en Movimiento 1(1), 61-86.



* Natalia García es doctora en Humanidades y Artes, mención en Historia, por la Universidad Nacional de Rosario (UNR). Se desempeña como profesora e investigadora en el Instituto de Estudios Críticos en Humanidades (IECH–CONICET) y en la Facultad de Humanidades y Artes (UNR). Sus líneas de investigación giran en torno a la historia de la educación argentina (1960-1980), archivos, políticas de memoria y prensa pedagógica.

[1] Se denomina “Onganiato” al régimen de facto encabezado por el general Juan Carlos Onganía entre 1966 y 1970, primera etapa de la autodenominada “Revolución argentina” que culminará en 1973.

[2] Para entonces, la facultad ya no formaba parte de la Universidad Nacional del Litoral, sino de la recientemente creada Universidad Nacional de Rosario, y se denominaba Facultad de Humanidades y Artes.

[3] Prieto fue electo decano en 1986 y renovó un segundo mandato, que ejerció hasta 1994, año en que se jubiló.

[4] La institución, de carácter laico, privado y con orientación progresista, constituye un objeto de estudio aún poco explorado en el campo de la historia de la educación.

[5] Véase apartado “Editores y editoriales”.

[6] Ángel Gertel fue secuestrado en 1975 y, ulteriormente, asesinado. El Equipo Argentino de Antropología Forense identificó su cuerpo en 2017.

[7] En 2002, la Universidad Nacional de Rosario le otorgó el título de Doctor Honoris Causa por su aporte a la educación y a la psicología pedagógica.

[8] En los números 14 (1969) y 15 (1970), se menciona a Menin como “corresponsal en Chile”.

[9] “Campo sin eco”, estilo de Ariel Ramírez, interpretado en el álbum Coronación del folklore (Philadelphia Records, 1963), a cargo de Los Fronterizos y E. Falú con Ramírez al piano.

[10] Escapando a estas caracterizaciones, el “sistema-sobre” también fue empleado por revistas de enorme proyección internacional, como National Geographic.

[11] En ello hay un registro de la histórica feminización del sistema educativo que no se continúa en algún tipo de tratamiento o enfoque específicamente orientado a las experiencias, problemáticas o saberes de las maestras. La interpelación permanece general, neutra o indiferenciada, y parece apuntar más a la comunidad docente en su conjunto que a sus diversidades internas.

[12] La antigüedad promedio de las publicaciones reseñadas al momento de su cierre en 1970 es de, aproximadamente, cuatro años y medio.

[13] En los primeros 10 números (1967-1968), se publicaron 12 artículos sobre lengua, 11 sobre ciencias sociales, 10 sobre psicología, ocho sobre matemática y seis sobre elementales. En el segundo periodo (1969-1970), el orden se altera: nueve sobre matemática, siete sobre psicología, cinco sobre lengua, otros cinco sobre elementales y solo dos sobre ciencias sociales.