Natalie Guerra Araya, Belén Fernández Llanos y Michele Benavides Silva (eds.) (2011). Rimas de Laura Bustos. Poesías de una niña del siglo XIX. Santiago: Editorial Cuarto Propio, 413 pp.
Pablo Toro-Blanco*
Universidad Alberto Hurtado.
https://orcid.org/0000-0001-8754-5692
Este libro es un rescate valioso, en una edición facsimilar, de una fuente histórico-literaria, que ha sido hecho gracias a la destacable labor de un equipo interdisciplinario de editoras. El equipo presenta un rico estudio introductorio que ayuda a entender las claves de la breve vida de Laura Bustos (1884-1897), la niña provinciana que escribía poesías mientras sufría los embates de una enfermedad que tronchó su vida y su pluma antes de cumplir los 13 años. En su momento, su padre decidió que era necesario dar a conocer las rimas que Laura creaba en sus días de enfermedad, y publicó un libro que, como nos advierten las editoras, es muy difícil de encontrar en la actualidad. Por ello es tan afortunado que se presente esta edición. Las Rimas de Laura Bustos constituyen una fuente generosa para diversos intereses de investigación. En el caso de la historia de la educación, pueden servir para plantear tanto asuntos presentes en el testimonio de la corta existencia de la pequeña escritora, como ausentes u obliterados en los años escolares de una niña de un grupo social privilegiado, a la que la enfermedad alejó de las aulas a las que podría haber accedido.
Hay varios hilos de los cuales tirar para conocer las dimensiones educativas en el tiempo que Laura vivió. Así, antes de abordar algunos ejemplos de sus rimas, en los que la educación y su mundo emergen, puede considerarse al libro mismo como un tipo de lectura que, en el contexto de las formas de literatura escolar predominantes en la época, ejercería el rol de modelo: una obra escrita por una niña que podría ser, de acuerdo a lo que solicitaba su padre a las y los directores de establecimientos educacionales, un material de aprendizaje y lectura para la infancia. Una vida en letras, intensa y breve, que podría estimular emociones y sentimientos como la compasión o, en términos actuales, la empatía, además del reconocimiento de la belleza de las palabras y cómo ellas reflejan el mundo. Además de ello, en el libro de Laura emergen ciertos rasgos de la transformación que fue experimentando durante la infancia y en la que la educación tendría un rol relevante. Siendo ella una reconocida “niña mimada” por su padre, por su enfermedad y por sus propios atributos que la hacían querible, personifica el paso hacia un acuerdo social y cultural (en lento tránsito desde los sectores altos de la sociedad, a los que pertenecía Laura, hacia el mundo popular), respecto a que, como señalan las editoras, “los niños debían ser felices”, piedra basal de las tendencias pedagógicas del siglo XX.
La escolarización de Laura fue un camino accidentado e interrumpido por los efectos de su enfermedad. En la presentación del libro, su padre narra que el Colegio Superior de Niñas de Chillán había dispuesto que Laura pudiera matricularse allí, sin necesidad de rendir exámenes. Es interesante el detalle, en la medida que ayuda a comprender las dinámicas de acceso de la infancia femenina a la enseñanza escolar. Siendo ese colegio un establecimiento fiscal, recibía también aportes de privados, y ello abría, al parecer, cauces de discrecionalidad para casos como el de Laura, en el que se reconocía su talento literario, lo que le franqueaba, en el marco de un entorno social favorable, un acceso expedito. Lamentablemente, la oferta del establecimiento no pudo materializarse, pues suponía un desplazamiento que la niña no podía soportar por su estado de salud.
Las interrumpidas experiencias escolares de Laura calaron hondo en su ánimo. A través de sus poemas, es posible apreciar una imagen idealizada y nostálgica de la escuela. La niña postrada o forzadamente reclusa en su hogar recupera, mediante los versos, los afectos perdidos. La pertenencia a un espacio emocional como la escuela, asunto sobre el cual se fue profundizando a medida que se profesionalizaba la pedagogía en Chile y el mundo, fue convirtiéndose en un marcador esencial de la experiencia infantil, en un ritmo sesgado por clivajes (de clase, género, etnia y ubicación geográfica) que hicieron de ella un proceso de lenta expansión. En la época en que Laura pudo solamente asomarse a las aulas, ya comenzaba a predominar, en la educación primaria, la población femenina en el conjunto de la matrícula, en el marco del proceso de feminización que experimentó la educación chilena, como han señalado Egaña, Núñez y Salinas (2003).
Algunos de los poemas de Laura Bustos traslucen la nostalgia por la escuela y las alegrías infantiles asociadas a ella. Es el caso del poema “A mi profesora” (Guerra Araya, Fernández Llanos y Benavides Silva, 2011, pp. 127-129), en que la niña demuestra la tristeza de no saber si podrá volver a frecuentar a sus amigas.
De amigas ya me despido
Que no sé dónde estarán;
No lo sé, ni lo sabido,
Si en el colegio se hallarán.
A niñas doy despedida
De toda la escuela entera…
Y por estar afligida
No abrazo a mis compañeras.
Por otra parte, en el poema “Carta a una amiga” (Guerra Araya, Fernández Llanos y Benavides Silva, 2011, pp. 246-247), la joven autora deja testimonio de su afecto y admiración por la figura de su profesora mediante estos versos:
Que yo siento inmensamente
No estar con mi profesora,
Quien aclara nuestra mente,
Trabajando hora por hora.
Que extermina su existencia
Haciendo unas clases y otras
Queriendo el saber y ciencias
Introducir en nosotras.
Así, en el testimonio de Laura aparece otra protagonista de la educación: la profesora que, en el marco de la época, ejecutaba una suerte de “apostolado laico” de tonos maternales. Este “apostolado” era reconocido por la sociedad como valioso, aunque también necesariamente asumido como una labor que, para cada maestra, trabajando en intensas jornadas y con bajos sueldos, “extermina su existencia”.
El conjunto de los versos escritos por la niña Laura deja, en suma, puertas abiertas para la comprensión de diversos ángulos de la educación femenina de fines del siglo XIX. Es la obra de una niña recluida contra su voluntad en su hogar, por culpa de una enfermedad que no ceja y que le impide aprender del modo como las niñas coetáneas y de su círculo social podían hacerlo. Impedida de la escuela, Laura demuestra, sin embargo, condiciones de creatividad, gracias a su enorme capacidad de lectura y escritura, y a su pasión por observar el mundo al que le es permitido asomarse. Plantea interrogantes acerca de los obstáculos que la escolarización enfrentó por problemas de salud, en una época en que grandes masas de niñas y niños, sobre todo del mundo popular que Laura probablemente no atisbó, no podían entrar a la escuela o la abandonaban en medio de ciclos pandémicos, como las epidemias de cólera y tifus que azolaron al país en las últimas décadas del siglo XIX. Releva, principalmente, preguntas que ayudan a pensar en la máxima propuesta por aquel historiador británico de la educación y que vale la pena mantener en alto día a día: mujeres y niños primero.
Referencias
Aldrich, R. (2006). Lessons from History of Education: the Selected Works of Richard Aldrich. Oxford: Routledge.
Egaña, M. L., Núñez, I. y Salinas, C. (2003). La educación primaria en Chile: 1860-1930. Una aventura de niñas y maestras. Santiago: Lom.
* Pablo Toro-Blanco es doctor en Historia, académico del Departamento de Historia de la Universidad Alberto Hurtado y vicepresidente de la Sociedad Chilena de Historia de la Educación. Sus temas de investigación son la historia de la educación, de los movimientos estudiantiles y de las emociones en Chile.