Tras la huella de las English nannies en Valparaíso, 1875-1900

Priscila Muena Zamorano*

Filiación: Universidad de los Andes, Chile

Correo: priscilamuena@gmail.com

ORCID: https://orcid.org/0000-0001-9688-4450

 

Resumen

La institutriz inglesa ingresó al interior de las familias chilenas a partir de la segunda mitad del siglo XIX. Sin duda, resulta una figura interesante de conocer, ya que, sin ser parte de la familia, se vinculó a diario con los hijos de los integrantes de la elite porteña, incorporándose al mundo privado y doméstico. En ese sentido, este estudio propone que la figura de la institutriz inglesa, mediante su labor educativa, colaboró en la relación cultural transnacional que se desarrolló a partir de la llegada de los migrantes británicos, que arribaron a Valparaíso durante la segunda mitad del siglo XIX. Junto con lo anterior, se advierte que estas educadoras se comienzan a silenciar una vez que se funda, en 1891, la primera propuesta estatal secundaria para educar a la mujer: el Liceo N° 1 de Niñas de Valparaíso, lo que comprueba que llegaron a trabajar en una función que el Estado aún no asumía en plenitud: educar a las jóvenes del país. Como corpus documental se utilizó, principalmente, la prensa porteña, de manera específica el diario liberal El Mercurio de Valparaíso y el periódico conservador La Unión de Valparaíso. Junto con ello, se ocuparon documentos recopilados en el Fondo Educación del Archivo Histórico Nacional y testimonios recogidos en las memorias de integrantes de la aristocracia nacional durante el cambio del siglo XIX al XX.

Palabras clave

Institutriz inglesa, educación femenina, migrantes británicos, Valparaíso, siglo XIX.

Behind the Footsteps of the English Nannies in Valparaíso, 1875-1900

Abstract

The English governess entered into the heart of Chilean families as from the second half of the nineteenth century. Undoubtedly, it is an interesting figure to be able to meet, since the nanny, without being part of the family, was whom connected daily with the children of the members of the Valparaíso elite, joining into both the private and domestic world. In this sense, this study proposes that the figure of the English governess, through her educational work, collaborated in the transnational cultural relationship that developed as from the arrival of British migrants to Valparaíso during the second half of the nineteenth century. Along with the above, it is noted that these educators begin to be silenced once the first secondary state proposal to educate women, Liceo N° 1 de Niñas de Valparaíso, was founded in 1891, proving that they came to work in a function that the State had not yet assumed: educating the young women of the country. Press from Valparaíso was mainly used as the documentary corpus, specifically the liberal newspaper El Mercurio de Valparaíso and the conservative newspaper La Unión de Valparaíso. Along with this, documents compiled from the Educational Fund of the National Historical were used, as well as testimonies recollected in the memoirs of members of the national aristocracy during the change of the nineteenth century to the twentieth.

Keywords

English governess, female education, British migrants, Valparaíso, 19th Century.

 

Na trilha das babás inglesas em Valparaíso, 1875-1900

Resumo

A governanta inglesa entrou nas famílias chilenas a partir da segunda metade do século XIX. Sem dúvida, ela é uma figura interessante de se conhecer, pois, sem fazer parte da família, estava ligada diariamente aos filhos dos membros da elite portenha e passou a fazer parte do mundo privado e doméstico. Nesse sentido, este estudo propõe que a figura da governanta inglesa, por meio de seu trabalho educacional, colaborou na relação cultural transnacional que se desenvolveu a partir da chegada dos imigrantes britânicos, que chegaram a Valparaíso durante a segunda metade do século XIX. Juntamente com o exposto acima, nota-se que essas educadoras começaram a ser silenciadas assim que a primeira escola secundária estatal para a educação de mulheres foi fundada em 1891: o Liceo N° 1 de Niñas de Valparaíso, o que prova que elas passaram a trabalhar em uma função que o Estado ainda não havia assumido totalmente: educar as jovens do país. O principal corpus de documentos utilizados foi a imprensa portenha, especificamente o jornal liberal El Mercurio de Valparaíso e o jornal conservador La Unión de Valparaíso. Também foram utilizados documentos compilados no Fundo de Educação do Arquivo Histórico Nacional e testemunhos coletados nas memórias de membros da aristocracia nacional durante a mudança do século XIX para o século XX.

Palavras-chave

Governanta inglesa, educação feminina, imigrantes britânicos, Valparaíso, século XIX.

 

 

Introducción

El historiador Andrés Baeza señala que la relación entre Chile y Gran Bretaña fue cambiando con el paso del tiempo. Postula que, si bien en los primeros años del siglo XIX los británicos concibieron a Chile como un lugar sin identidad, sí tenía una buena ubicación estratégica para expandir redes comerciales (Baeza, 2017, p. 75). Sin embargo, el inicio de la república vino de la mano con la consolidación de la relación entre ambas naciones, a partir del reconocimiento, por parte de los ingleses, de la independencia chilena y, junto con ello, la apertura del comercio (Baeza, 2017, p. 81). Si bien el académico afirma que, para obtener de Gran Bretaña el tan anhelado reconocimiento como país independiente de la Corona española (Baeza, 2017, p. 84), había que asemejarse al modelo inglés por motivaciones políticas, en este trabajo proponemos que, una vez que dicho reconocimiento se concretó, con el correr de la centuria decimonónica se continuó cultivando el modelo inglés por razones culturales, ya que fue el referente que la naciente aristocracia porteña observó como ejemplo a igualar.

Los investigadores Lorenzo et al. (2001), Millar Carvacho (2000), Urbina (1999) y Estrada Turra (2006) analizan cómo Valparaíso se convirtió en pauta de modernidad, influenciado, en gran medida, por la significativa presencia de migrantes europeos, entre ellos, ingleses. Vieron que este prometedor puerto era adecuado para iniciar nuevos negocios, sintiéndose atraídos por su posición geográfica clave en Sudamérica. Los británicos, además de dar las primeras pautas para desarrollar negocios, legaron su cultura e idioma, lo que trajo consigo influencias en el ámbito educacional, escenario que abordaron con tres opciones: escuelas públicas municipales para las familias con menos recursos; el envío de sus hijos a continuar los estudios a su país de origen, y la formación inicial de los niños a través de la contratación de institutrices inglesas (English nannies), para las familias más adineradas (Venezian, 1993, p. 228).

La delimitación temporal de este estudio se fundamenta en que, precisamente en 1875, se registra el mayor número de británicos en la urbe porteña. Además, en 1900, ya no se aparecen avisos publicitarios de institutrices en la prensa local.

 

Lo British en la ciudad puerto

Antes del significativo arribo de los ingleses, Valparaíso era una ciudad sin grandes construcciones, y tampoco tenía un comercio muy desarrollado. Los británicos, paulatinamente, comenzaron a habitar los cerros Alegre y Concepción, localidades donde se arraigaron y tendieron a congregarse como una manera de aislarse del resto de la población (Lorenzo et al., 2001, p. 37).

Según los datos que arrojan los Censos de la República de Chile, se observa que el número de extranjeros aumentó con el tiempo (ver tabla 1), siendo la de los británicos la colonia europea más numerosa en los censos de 1875 y 1885, con 1.785 y 1.478 habitantes, respectivamente. Recién en 1895, quedaron en segundo lugar, con 1.974 habitantes, frente a los 2.264 italianos (Censos, 1875, 1885, 1895). Valparaíso se convirtió en una ciudad muy interesante para los foráneos. Si bien, desde un punto de vista cuantitativo, no fueron numerosos los extranjeros que llegaron del Viejo Continente —solo 6,8% en 1875, 6,6% en 1885 y 7,4% en 1895—, desde el punto de vista cualitativo, su impacto en el desarrollo cultural fue significativo. Esto convirtió a Valparaíso en la urbe que experimentó el mayor crecimiento durante la centuria decimonónica, gracias al aumento de la población, la expansión urbana y el gran desarrollo del comercio (Millar Carvacho, 2000, p. 298).

Tabla 1. Total de extranjeros en Valparaíso, 1875-1895

Censo Total extranjeros Total habitantes Porcentaje extranjeros
1875 6.921 101.088 6,8
1885 7.662 115.147 6,6
1895 10.300 138.274 7,4

Fuente: elaboración propia a partir de los censos de la República de Chile.

Gráfico 1

Fuente: elaboración propia a partir de los censos de la República de Chile.

 

Durante la segunda mitad del siglo XIX, Valparaíso era concebida como la ciudad más cosmopolita del país (Lorenzo et al., 2001, p. 40). Los viajeros que pasaron por las costas porteñas pudieron palpar cómo esta ciudad se fue tiñendo del influjo extranjero con el transcurrir de la centuria decimonónica. Gabriel Lafond de Lurcy[1] señaló que, tras la independencia, el país se tiñó de las costumbres del Viejo Continente ([1895] 1970, p. 46), por ejemplo, al integrar nuevos hábitos, como el consumo del té (p. 40), e incorporar elementos domésticos muy refinados, al igual que en Gran Bretaña[2]. A los ojos de la viajera María Graham[3], Valparaíso comenzó a absorber rápidamente la cultura británica, ya que por todas partes se escuchaba en las calles y encuentros sociales el inglés como idioma recurrente (Graham, 1902-1909)[4]. Graham también observó cómo la influencia inglesa invadía tanto los espacios públicos como los privados:

Las tiendas inglesas son las más numerosas. La mercería, la loza y los géneros de lana y algodón, son, naturalmente, los artículos principales (…). En todas las calles se ven colgando las muestras de sastres, zapateros, talabarteros y posaderos ingleses; y la preponderancia del idioma inglés sobre todas las demás lenguas que se hablan en la calle, lo harían a uno creerse en una ciudad de la costa inglesa (…). Es asombroso el número de pianos importados de Inglaterra. (Graham, 1902-1909, p. 173)

Junto con lo anterior, Graham da cuenta de las similitudes en torno a la educación femenina que se desarrollaba en el puerto, considerando que no había grandes diferencias entre ambos países (Graham, 1902-1909, p. 198).

A través de la prensa porteña, se puede evidenciar la influencia británica. Lo anterior lo confirman abundantes avisos publicitarios que aparecían en los periódicos regionales, para promocionar el tan apetecido brebaje inglés: el té. Los británicos también imprimieron su sello a través de la prensa local, al fundar periódicos que los conectaban con su lejana tierra a través de noticias, costumbres, tradiciones y para practicar su lengua nativa, contribuyendo así a alimentar los vínculos con sus coterráneos. Algunos de estos periódicos fueron: The Weekly Mercantile Reporter, Valparaíso Mercantile Reporter, Valparaíso and West Coast Mail, The Chilean Times and Mercantile & Shipping Gazette for the West Coast of South America, The Anglo-Chilean Times y The Chilean News, entre otros (Prado, 2018, pp. 19-22).

La influencia inglesa se irradió, además, hacia el deporte, a través del fútbol, el tenis, el golf, la equitación, la hípica, el waterpolo, el hockey y el cricket (Salomó Flores, 2011, p. 31). Los británicos no solo matizaron a la ciudad puerto con sus costumbres y cultura, sino que, además, imprimieron su manera de hacer negocios[5]. Valparaíso se transformó en un modelo económico y social para el resto del país, admirado incluso por los habitantes de Santiago, situación que atrajo a muchos jóvenes capitalinos en búsqueda de nuevas oportunidades (Urbina, 1999, p. 146). Si bien los ingleses hicieron sentir su presencia en cuanto pisaron suelo chileno (Urbina, 1999, p. 77), el académico Baldomero Estrada (2006) da cuenta de que fue a partir de la centuria decimonónica cuando los ingleses llegaron a modernizar el sistema económico en la urbe costera y, con ello, renovaron a la sociedad porteña.

 

La figura de la institutriz inglesa

Valparaíso se convirtió en una fecunda ciudad de variadas propuestas educativas (Anónimo, 1925, p. 84), especialmente femeninas. De hecho, ese fue el motivo por el cual la familia Vicuña Mackenna, compuesta por 16 hijos, de los cuales nueve eran mujeres, decidió trasladarse desde la capital hacia la urbe costera[6].

Si lo anterior lo confrontamos con los datos oficiales, se observa una nutrida dinámica de ofertas educativas para instruir a las niñas. Según la Memoria del Ministerio de Justicia, Culto e Instrucción Pública de 1875 (ver tabla 2), en Valparaíso había más oferta educativa particular para las niñas que para los niños. Excluyendo a Santiago, fue la provincia que concentró el mayor número de escuelas privadas a nivel nacional. Si bien la provincia de Concepción —al igual que la de Valparaíso— contaba con 17 escuelas femeninas, lo cierto es que no tenía, por lo menos hasta esa fecha, escuelas mixtas. Con ello, se refleja la poca importancia que aún tenía la educación femenina, excepto en zonas más desarrolladas, como Santiago, Concepción y, ciertamente, Valparaíso.

Tabla 2. Escuelas privadas en Chile, 1875

Provincia Escuelas de niños Escuelas de niñas Escuelas mixtas Total
Atacama 12 9 1 22
Coquimbo 3 10 8 21
Aconcagua 3 6 1 10
Valparaíso 15 17 31 63
Santiago 72 53 57 182
Colchagua 5 - 6 11
Curicó 5 2 2 9
Talca 9 8 - 17
Linares - - 7 7
Maule 2 1 2 5
Ñuble 13 4 23 40
Concepción 12 17 - 29
Biobío 13 2 19 34
Arauco 2 1 - 3
Valdivia 1 - 6 7
Llanquihue 22 3 3 28
Chiloé 40 11 2 53
Total 229 144 168 541

Fuente: AHNME, Memoria del Ministerio de Justicia, Culto e Instrucción Pública (1875, p. 271).

 

En cuanto a la educación particular, un gran número de estas escuelas fue de corte inglés, que alcanzó un gran prestigio incluso en los países vecinos (Anónimo, 1925, p. 84). Si bien se fundaron colegios particulares ingleses en la ciudad puerto, todos fueron de corta duración (Venezian, 1993, p. 108); la única excepción fue el colegio para varones The Mackay School, fundado en 1857. Sin embargo, las iniciativas escolares británicas, aunque pequeñas y efímeras, fueron numerosas (Collins, 2011, p. 261). Algunas de las propuestas femeninas en el puerto fueron: Valparaíso High School for Girls, Colegio Inglés Católico, Colegio Inglés Católico para Señoritas de Valparaíso y Colegio Inglés Católico para Señoritas de Viña del Mar.

Los británicos se alzaron como un referente en el ámbito comercial y, ciertamente, ello influyó en la búsqueda de parámetros culturales y educacionales. Tal como señala el historiador Rodolfo Urbina:

Eran los extranjeros de élite los que daban la pauta a toda la sociedad. Así se iba perfilando el carácter porteño. La educación era el ejemplo de una mentalidad amiga del pragmatismo de influencia inglesa y que comenzó a notarse en los años cincuenta. (Urbina, 1999, p. 163)

En este proceso de querer seguir el modelo inglés en el ámbito educacional es que comienza a tomar forma, en la segunda mitad del siglo XIX, la figura de la institutriz inglesa, especialmente en Valparaíso. Hacia 1851, había en Gran Bretaña cerca de 25.000 institutrices (Chadwick, 1992, p. 174), y algunas de ellas arribaron a las costas chilenas integrándose a las familias, básicamente, con el fin de complementar la formación del carácter y perfeccionar el dominio de idiomas (Pereira, 1978, p. 106).

Un destacado ejemplo fue el caso de Miss Whitelock, distinguida maestra que llegó a la ciudad costera y que, después, se trasladó a Santiago para continuar con su labor de formar a hijos de la aristocracia chilena capitalina, entre ellos, la escritora Martina Barros[7] y el artista Ramón Subercaseaux[8]. Ambos plasmaron en sus memorias las vivencias que los vincularon con esta destacada institutriz. El pintor escribió lo siguiente en torno a la maestra inglesa:

Los estudios, a esa edad, se comprende que fueran rudimentarios: leer y escribir, y una que otra noción de las cosas inglesas, porque Miss Whitelock era ante todo inglesa. Junto con el spellingbook, aprendíamos la geografía de las Islas Británicas y sus colonias; todavía puedo recitar una lista de los condados de Inglaterra (…). Pero creo ahora que Miss Whitelock no sólo era una buena maestra de escuela, sino, también y sin saberlo, una educacionista muy adelantada para su época. (Subercaseaux, 1936, p. 26)

Por su parte, la escritora reveló lo fundamental que fue para ella la formación recibida por la educadora inglesa, a quien le agradeció sus primeros conocimientos en el idioma inglés: fue la gran educadora quien le enseñó su lengua nativa de manera tal que, cuando viajó por primera vez a Inglaterra, se logró comunicar de manera fluida con los habitantes. Además, su perfecto dominio del idioma le permitió traducir, en 1873, el libro de John Stuart Mill, La esclavitud de la mujer[9]:

Miss Whitelock era una institutriz de primer orden. (…) pertenecía a una muy buena burguesía londinense y, como fue educada especialmente para institutriz, lo era de primer orden. Vino a Chile, traída por la familia Subercaseaux Vicuña, pero muy pronto puso colegio de su cuenta, al que desde el primer momento acudieron muchos niñitos. (…) Miss Whitelock tenía todos los defectos y calidades de los suyos de entonces: era así de un protestantismo absolutamente intolerante, odiaba a todo lo francés; pero era una gran educadora llena de bondad e inteligencia. Se preocupaba mucho más por la educación que de la instrucción. (Barros de Orrego, 1942, p. 55)

   Las voces del pasado también llegan a través de una iluminadora obra: el diario que escribió Beatriz Howe, publicado en Inglaterra con el título Child in Chile (Howe, 1957). Nacida en Chile, Howe era hija de un escocés y, en el libro, narra su vida en Viña del Mar entre 1900 y 1910, tiempo en el cual vivió junto a su familia de origen británico. Desde esa mirada infantil, la autora evoca sus recuerdos, dando cuenta de sus experiencias de niña en la ciudad costera y sus vivencias junto a sus misses británicas. En la obra se percibe la relevancia que tuvieron la institutrices inglesas al interior del hogar y cómo llegaron hasta Valparaíso. Ciertamente, las familias británicas deseaban mantener la cultura de su país de origen, y una manera de hacerlo era trayendo consigo a las English nannies. Beatriz habla de su “querida Florence Waterman” (Howe, 1957, p. 25), su primera English governess. Waterman educó a Beatriz bajo el estilo inglés: adecuada formación en conocimientos e idiomas, cultura y modales (Estrada Turra, 2013, p. 63). Sin embargo, Beatriz, al hablar de su “querida” educadora, da cuenta del vínculo afectivo que sentía hacia ella, a pesar de la rigurosa instrucción que recibía.

A través de los relatos de Ramón Subercaseaux, Martina Barros y Beatriz Howe, se evidencia que la English governess fue una educadora que desplegaba un claro sentido del deber, rigor en normas de comportamiento e higiene, con un alto compromiso en la formación de las virtudes morales, además de enseñar la cultura y lengua inglesa. Junto con lo anterior, la disciplina ocupaba un lugar fundamental: los alumnos se debían presentar a clases con el más alto estándar de pulcritud; la obediencia y el recto actuar se consideraban imprescindibles en el proceso formativo. De este modo, la institutriz se preocupaba del desarrollo académico, formativo y disciplinario al más puro estilo inglés.

 

English Nannies en la prensa porteña

Al observar la prensa local más relevantes de la época, El Mercurio de Valparaíso[10] y La Unión de Valparaíso[11], durante los meses de mayor flujo publicitario de las instituciones educativas —enero, febrero y marzo—, se evidencia que estas educadoras eran altamente requeridas, especialmente, para instruir a niñas[12].

A través de estos periódicos, se puede ver que se solicitaron institutrices para otras partes del país, como Santiago y Concepción, lugares donde también la educación femenina estaba saturada de ofertas educativas particulares (El Mercurio de Valparaíso, 14-16, 20 y 21 de febrero de 1877; La Unión de Valparaíso, 17, 19 y 20 de marzo de 1895). Valparaíso, dadas sus características propias, desplegadas a partir de la segunda mitad del siglo XIX, se convirtió en un referente de modernidad para el resto de las ciudades del país, situación que colaboró a que la figura de la English governess se extendiera a otros centros urbanos. La ciudad puerto daba señales de grandes avances, y ello repercutió en el desarrollo de la educación femenina y, por cierto, en el arribo de las English nannies.

El manejo de varios idiomas era un requisito importante[13], siendo el dominio del inglés algo indispensable para su contratación. De esta manera, se reflejó tal necesidad en la prensa local: “Institutriz. Se necesita una para encomendarle la educación de cinco niñas. Será indispensable que conozca el idioma inglés” (La Unión de Valparaíso, 1 de abril de 1894). Valparaíso fue un territorio en contacto permanente con lo extranjero; a través de la publicidad se vislumbra una amplia variedad de colegios femeninos vinculados a colonias del Viejo Continente —Institución Francesa, Colegio Francés de Mme. Cleret, Colegio Francés de Mme. Roy, Colegio Schumacher, Colegio Inglés Católico, Colegio Italiano para Señoritas, Colegio Señora de Fossey, Colegio Inglés Católico para Señoritas de Viña del Mar, Colegio Inglés Católico para Señoritas de Valparaíso y Valparaíso High School for Girls, entre otros—, además de los requerimientos de institutrices de diversas nacionalidades, lo que evidencia la presencia de una población europeizada y cosmopolita anclada en la zona costera. Sin embargo, la educación de corte inglés fue la más requerida, y de la mano de las English nannies ingresó a los hogares.

A partir de la frecuencia de los avisos en los periódicos (tablas 3 y 4), sabemos que los de búsqueda y ofrecimiento de institutrices circulaban por pocos días. La única excepción fue el de una institutriz suiza, cuya publicidad apareció por ocho fechas. Si bien figuran avisos de institutrices suizas, francesas y alemanas, lo que evidencia que este modelo de enseñanza se extendió de manera significativa en la elite, y las English governess eran las más solicitadas.

   En la tabla 3, se advierte que, en la década de 1870 —precisamente, cuando más migrantes británicos había en la ciudad costera—, era mucho más complejo encontrar a una English nannie: el aviso debía aparecer hasta siete veces seguidas para poder contratar a una institutriz. Sin embargo, en la década de 1890, la dinámica cambió, dado que los tiempos de búsqueda se redujeron a tres, e incluso, a un día. En esa época, los migrantes británicos no eran tan numerosos como en las décadas anteriores, por lo que encontrar a una educadora de corte inglés no significaba una labor dificultosa. Junto con ello, en esa década surgieron las primeras propuestas de enseñanza secundaria pública para instruir a la mujer, siendo su cuna, precisamente, la urbe porteña, con la fundación del Liceo N° 1 de Niñas de Valparaíso. Ello refleja la transformación del modelo educativo, en el que se abandona el referente anterior y se incorpora uno renovado: la reforma alemana (1883-1920)[14].

En la tabla de avisos publicitarios con ofertas de institutrices inglesas (tabla 4) se observa que, a fines del siglo XIX, fueron desapareciendo de la mirada pública, dada la amplia oferta escolar que se desarrollaba y que las impulsó a incorporarse a los planteles privados[15]. El último aviso en el que figura el ofrecimiento de una institutriz inglesa fue en 1896. En ese mensaje se expresa la religión que profesaba la educadora, antecedente que se evidencia por primera vez en una publicación: “Señorita inglesa (católica) desea una posición como institutriz” (La Unión de Valparaíso, 11-14 de febrero de 1896). Por tanto, el gran temor de los conservadores porteños en el cambio de siglo —el laicismo en la educación, especialmente, la femenina, a propósito de la significativa oleada de migrantes extranjeros que arribaron a Valparaíso[16]— se contuvo con el proceso de transculturización que se desarrolló entre los ingleses y la ciudad receptora.

Tabla 3. Avisos publicitarios de búsqueda de institutrices

Periódico Año Mensaje Frecuencia
El Mercurio de Valparaíso 1875 Institutriz inglesa o alemana 7
1877 Institutriz inglesa o francesa 5
La Unión de Valparaíso 1889 Institutriz 3
1894 Institutriz 1
1894 Institutriz 3
1895 Institutriz inglesa o chilena 2
1895 Institutriz 3
1895 Institutriz 5
1897 Institutriz inglesa 4

Fuente: elaboración propia a partir de los avisos aparecidos en El Mercurio de Valparaíso (1875-1877).

Tabla 4. Avisos publicitarios de oferta de institutrices

Periódico Año Mensaje Frecuencia
El Mercurio de Valparaíso 1876 Institutriz inglesa 7
1877 Institutriz inglesa 1
1877 Institutriz inglesa 2
La Unión de Valparaíso 1888 Institutriz 5
1889 Institutriz suiza 8
1890 Institutriz 5
1892 Institutriz alemana 3
1893 Institutriz 8
1894 Institutriz francesa 3
1894 Institutriz inglesa 6
1896 Institutriz inglesa (católica) 4
1898 Institutriz alemana 3
1899 Institutriz francesa 2

Fuente: elaboración propia a partir de los avisos aparecidos en El Mercurio de Valparaíso (1875-1877) y La Unión de Valparaíso(1885-1900).

 

A partir de 1897, ya no se leen, en la prensa local, avisos publicitarios en los que se ofrezca o requiera una institutriz inglesa. Es decir, a seis años de la fundación del Liceo N° 1 de Niñas de Valparaíso, las English nannies desaparecieron de los medios.

A pesar de que las institutrices colaboraron, durante la segunda mitad del siglo XIX, en una tarea en la que aún el Estado no se comprometía en plenitud —la instrucción de la mujer—, fueron desacreditadas por algunos intelectuales de la época. Valentín Letelier[17], político que introdujo en Chile la reforma alemana, tras permanecer en el país germano de 1881 a 1885 como secretario de la embajada chilena en Berlín, fue un gran defensor del fortalecimiento de la instrucción femenina. Desde esa tribuna, fue muy crítico de la formación que las jóvenes recibían por parte de las institutrices, caracterizándola como “funesta y costosa” (Letelier, 1895, p. 277). En esa misma línea, Juana Gremler[18], pedagoga alemana que ocupó relevantes puestos directivos en establecimientos femeninos, también manifestó sus aprensiones en torno a la labor desarrollada por las institutrices:

En cuanto a las institutrices que venían en esa época a Chile, no eran siempre competentes; al contrario, eran raras excepciones las institutrices buenas, lo más a menudo eran personas que habían venido de Europa sin la menor preparación pedagógica, que nunca allá habían pensado en dedicarse a la enseñanza. (Gremler, 1902, p. 13)

Y es que las English governess formaron parte del modelo cultural anterior a la implementación del renovado sistema educativo, y Valentín Letelier y Juana Gremler fueron grandes defensores y colaboradores de este último. Ello también explicaría el que las institutrices inglesas perdieran visibilidad en la prensa local, al incorporarse a colegios particulares una vez que se fundó el Liceo N° 1 de Niñas de Valparaíso. Este plantel se transformó en la coronación de la reforma alemana, al integrar a un actor hasta ese momento ausente en las políticas públicas en el ámbito educativo: la mujer. Lo anterior también se puede advertir en los archivos escolares del establecimiento porteño. En ellos, se observa que varias de las primeras familias que formaron parte de este plantel pertenecían a las colectividades europeas que arribaron a la ciudad puerto, muchas de las cuales tenían apellidos británicos, como Argall, Foxley, Edwards y Waddington[19]. La primera propuesta fiscal secundaria femenina del país llamó la atención de las familias de las colonias extranjeras del puerto, atrayendo a las jóvenes para ir al encuentro de un renovado paradigma educativo, ahora con inspiración germana.

Imágenes de avisos publicitarios en la prensa porteña sobre institutrices inglesas

El Mercurio de Valparaíso, viernes 2 de febrero de 1877.

La Unión de Valparaíso, 27 y 28 de febrero y 1, 2, 3 y 4 de marzo de 1894.

La Unión de Valparaíso, 11, 12, 13 y 14 de febrero de 1896.

La Unión de Valparaíso, domingo 1 de abril de 1894.

La Unión de Valparaíso, 13, 14, 16 y 17 de marzo de 1897.

 

En efecto, el desarrollo de la instrucción de la mujer, durante la centuria decimonónica, fue precedida por reflexiones teñidas de paradigmas culturales extranjeros. Fue la transferencia de ideas foráneas lo que impulsó el fortalecimiento de la educación femenina. Tras el inicio de la república, fueron las English governess las que pusieron un acento distinto a la instrucción de las jóvenes. Para el caso porteño, configuraron el soporte en el cual se rigieron los nuevos códigos escolares que se desplegaron al interior del hogar. Los contenidos y frecuencia de los avisos evidencian el gran interés de las familias de elite por incorporar este nuevo modelo educativo. Las English nannies eran educadoras que, además de dominar el inglés, tenían conocimientos en saberes musicales, ambos elementos altamente requeridos por la elite porteña. El giro conceptual llegó con el modelo alemán. Si bien este renovado referente escolar también puso énfasis en la disciplina[20], trajo consigo la incorporación de nuevos saberes, como las ciencias, artes y la gimnasia[21].

 

Reflexiones finales

La figura de la institutriz inglesa no ha sido abordada por la historiografía nacional. Esto se debe a la escasez de fuentes, lo que representa un gran desafío a la hora de profundizar en su papel educacional, que ingresó a los hogares de la aristocracia para transformar el paradigma educativo. En ese escenario, fue principalmente a través de la prensa regional que se encontraron respuestas a varias de las preguntas iniciales. Este estudio es una primera aproximación que, ciertamente, se podrá complementar con el hallazgo de nuevas fuentes que colaboren a enriquecer la investigación. No obstante, señalamos que la institutriz inglesa fue importante para las familias, ya que no solo fue el nexo necesario para cimentar y alimentar el modelo educativo británico, sino que, además, al realizar una labor que se desarrollaba al interior del hogar, colaboró en la formación de los futuros ciudadanos del país. La institutriz ingresó al ámbito privado de las familias del puerto y, en muchos casos, contaba con su propia habitación dentro de la casa, a diferencia del resto de los colaboradores quienes, por lo general, residían fuera de la vivienda (Vargas Cariola, 1999, p. 626). Es decir, sin ser parte de la familia, la institutriz ocupó un lugar esencial al interior de ella.

Las English nannies no fueron un paradigma educativo masivo (Vicuña, 2010, p. 146), ya que, como tal, solo estuvo vinculado a las familias británicas, o bien, a las familias chilenas de elite que deseaban emular la educación de corte inglés. No obstante, fueron mujeres que —al igual que los hombres de negocios ingleses— dejaron su rastro en el país. Preferentemente requeridas para instruir a niñas, fueron una relevante opción para que las jóvenes se educaran. Algunas institutrices, después de trabajar por un tiempo con alguna familia, continuaron su quehacer educativo al integrarse a una iniciativa escolar. Esto adquirió mayor relevancia con la fundación del primer plantel fiscal secundario para educar a la mujer: el Liceo N° 1 de Niñas de Valparaíso.

Si bien Valparaíso contaba con las condiciones geográficas necesarias para desarrollarse como el puerto más importante de Sudamérica, fue con el arribo de los ingleses que la ciudad costera pasó a ser un foco de atracción, tanto de migraciones internas como externas. En ese contexto, la llegada de las English nannies se convirtió en una necesidad dentro del proceso transformador y modernizador. Estas institutrices colaboraron en el fortalecimiento de la transculturización que se desarrolló con la llegada de los migrantes británicos a Valparaíso durante la segunda mitad del siglo XIX, siendo el medio para que los hijos de las familias de elite tuvieran una educación al más puro estilo inglés.

 

Referencias

Fuentes primarias

Archivo escolar del Liceo N° 1 de Niñas de Valparaíso María Franck de Mac Dougall, volumen “Registro de matrículas 1892-1907”.

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Fuentes secundarias

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* Priscila Muena Zamorano es becaria ANID N° 21211099 del Programa de Doctorado en Historia de la Universidad de los Andes, Chile, y docente de la Universidad Adolfo Ibáñez. Sus líneas de investigación giran en torno a la historia de la educación femenina, historia de mujeres intelectuales e historia de Valparaíso.

[1] Gabriel Lafond de Lurcy (1802-876), capitán que registró sus vivencias y las costumbres y escenas de la vida cotidiana de los chilenos en Viaje a Chile ([1895] 1970).

[2] “Las mesas de los comerciantes de este país se distinguen por el lujo de la cristalería y de las piezas de plata que acostumbran los ingleses” (Lafond de Lurcy, [1895] 1970, p. 75).

[3] María Graham (1785-1842), pintora y escritora inglesa que recorrió Chile durante 1822.

[4] Lorenzo et al. (2001, pp. 43-44) también advierten de la temprana semejanza de las costumbres británicas en la sociedad receptora.

[5] Al respecto, destacados historiadores han profundizado en la influencia inglesa desde la perspectiva económica. Véase Cavieres (1984), Couyoumdjian (2000) y Estrada Turra (2006).

[6] Así lo relató el intelectual al escribir una obra en honor a su hermana Dolores, destacada pintora: “Cuando Dolores tenía sólo cinco años, su familia, combatida por la suerte, que en Chile solía ser en esos años consorte inseparable de la adusta política, cambió de domicilio, y se instaló en Valparaíso donde era más asequible la quietud y más fructífera la educación de la mujer” (Vicuña Mackenna, 1904, p. 13).

[7] Martina Barros Borgoño (1850-1944) fue sobrina de Diego Barros Arana, quien asumió su educación tras la muerte de su padre. Nació en el seno de una familia con importantes lazos con el mundo político, económico y social. Se casó con el médico Augusto Orrego Luco.

[8] Ramón Subercaseaux Vicuña (1854-1937) fue un destacado pintor de la época.

[9] Tras esta traducción, Martina Barros fue criticada por sus contemporáneas, dado lo revolucionario que resultaba en esos años un texto como el de Mill, que alentaba a las mujeres a salir de su rol tradicional en la sociedad (véase Barros de Orrego, 1917, p. 390). A propósito de este hecho, la historiografía considera a Barros como una de las precursoras del feminismo del país. A pesar de las arrasadoras críticas, tanto de hombres como de mujeres, recibió las felicitaciones de algunos intelectuales de la época, como Benjamín Vicuña Mackenna (véase Maza, 1998, p. 337).

[10] El Mercurio de Valparaíso es el periódico más antiguo del país. Su primer número salió el 12 de septiembre de 1827. Más adelante, la familia Edwards, de ascendencia inglesa, se hizo cargo del periódico.

[11] La Unión de Valparaíso fue un periódico de tendencia conservadora y católica. Circuló desde 1885 hasta 1973.

[12] “Institutriz. Se necesita una en Concepción para educar a tres niñitas. Se preferirá una que sepa inglés o francés y piano” (El Mercurio de Valparaíso, 14-16, 20 y 21 de febrero de 1877). “Una institutriz competente para enseñar una niña, se necesita en calle Maipú 196” (La Unión de Valparaíso, 28 de febrero, 1 y 2 de marzo de 1889). “Institutriz. Necesito una para el campo, inglesa o chilena, para educar una niñita” (La Unión de Valparaíso, 3 y 4 de enero de 1895).

[13] “Se necesita una señora inglesa o alemana para que eduque a dos o tres niños de corta edad, que residen en una casa de campo que dista tres horas de Valparaíso por ferrocarril, y casi en la misma población, de San Felipe, provincia de Aconcagua. La institutriz debe poseer el francés o el inglés” (El Mercurio de Valparaíso, 16-21 y 23 de marzo de 1875). “Institutriz para Santiago se necesita una para la educación de un niño de 12 años. Debe saber idiomas y música” (La Unión de Valparaíso, 17, 19 y 20 de marzo de 1895). “Institutriz se necesita una que tenga buenas referencias y que pueda enseñar música e idiomas” (La Unión de Valparaíso, 16, 17, 19-21 de marzo de 1895).

[14] Valentín Letelier y José Abelardo Núñez impulsaron la implementación del nuevo sistema educativo. En sus viajes a Europa, comisionados por el Gobierno, evidenciaron el gran interés de las autoridades prusianas por la educación pública. De manera paralela, Alemania se convirtió en la primera nación en elevar el carácter científico de la labor educativa. Para profundizar en la implementación de la reforma alemana al sistema educativo, véanse Núñez (1883), Alarcón (2010, 2016) y Mayorga (2018). Para conocer más sobre la incorporación de pedagogas alemanas al sistema educativo nacional, véanse Sepúlveda (2009), Alfonso y Pacheco (2011), Conejeros (2019) y Muena (2021).

[15] “Institutriz se ofrece para ayudar en colegio particular” (La Unión de Valparaíso, 24-26, 28 y 29 de 1888).

[16] A propósito de la influencia laica, y como símbolo de la fuerte alianza entre los conservadores y el clero, la Iglesia marcó su presencia fundando instituciones educativas. Tal es el caso del arribo de las religiosas francesas del Sagrado Corazón y la fundación, en 1870, del colegio Seminario San Rafael de Valparaíso.

[17] Valentín Letelier (1852-1919) fue abogado, escritor y diputado del Partido Radical.

[18] Juana Gremler fue directora de la Escuela Normal de Preceptoras de Concepción y fundadora del Liceo N° 1 de Niñas de Santiago.

[19] Archivo escolar del Liceo N° 1 de Niñas de Valparaíso, volumen “Registro de matrículas 1892-1907”.

[20] Este fue uno de los aspectos que más le llamó la atención a José Abelardo Núñez (véase Cox y Gysling, 1990, p. 49).

[21] Este nuevo modelo pedagógico abrió espacio a los idiomas vivos, castellano, ciencias, geografía, historia, y a los denominados “ramos técnicos”: música, deporte y dibujo (Alarcón, 2016, p. 106).